Kendrick Lamar se presentó en el Estadio River Plate con CA7RIEL y Paco Amoroso como show apertura

“Confíen en mis palabras: volveré”. Así terminó Kendrick Lamar su show en River, que marcó la segunda presentación en suelo argentino luego de su debut de 2019 como cabeza de cartel de Lollapalooza. Contundente y convincente, el rapero nacido en Compton (Los Ángeles) impuso un final más atento a la energía del público que a la confirmación de que el estadio de Núñez fue demasiado para su nivel de convocatoria. Las plateas altas completamente vacías no hicieron mella ni en su performance ni en la entrega de quienes fueron a verlo.
LEGACY pic.twitter.com/YKNZB9ddIT
— DF Entertainment (@dfallaccess) October 5, 2025
En poco más de una hora y media de recital, Kendrick Lamar revalidó sus credenciales como el rapero más importante de su generación, dueño de una técnica depurada y una pluma precisa, la misma que le hizo ganar el Pulitzer allá por 2018 y convertirlo en el primer músico por fuera del jazz y la música clásica en lograrlo. “wacced out murals” fue la encargada de abrir la noche apenas pasadas las 21:30, con la voz en off de la cantante mexicana Deyra Barrera como breve introducción a lo que devendría en una avalancha de rimas y flow. Dueño de una destreza que lo emparenta con Eminem y un estilo que reivindica los sonidos de la Costa Oeste de los Estados Unidos (desde Dr. Dre a 2Pac), siguió la faena con “squabble up”, “N95” y “King Kunta”, uno de sus clásicos con los que allá por 2015 levantó las banderas del hip hop de consciencia histórica africanista y americanista tanto en el filo de sus palabras como en el espíritu bailable que domina la canción.
Así marcó Kendrick Lamar la tónica de todo su repertorio, dividido en cuatro escenas divididas por breves videos proyectados en las pantallas a modo de separadores. GNX, su disco más reciente, sirvió de columna vertebral del show, que también tuvo sus paradas tanto en sus álbumes anteriores como en singles y colaboraciones. Siempre con su hip hop de corte neoclásico como espada, pluma y palabra, el rapero de 38 años se movió en el escenario sin necesidad de recurrir a grandes gestos ni ademanes. Su andar seguro y pausado no hicieron más que agigantar su figura de héroe tan introvertido como seguro de sí mismo. “HUMBLE”, “Backseat freestyle” y “Alright” sobresalieron en el segundo acto como los momentos que marcaron la química definitiva con el público para que luego “man at the garden” tuviera a Lamar de cuclillas durante toda la canción, en un ejercicio de reflexión que sirvió también para bajar la velocidad por unos minutos.
Tenés que cerrar el Estadio River Plate, los genios hacen eso. pic.twitter.com/LHOYa2c3WG
— DF Entertainment (@dfallaccess) October 5, 2025
Pero los temas uptempo se volverían a imponer. “DNA” y “Bitch Don’t Kill My Vibe” tuvieron a Lamar, acompañado por un grupo de 10 bailarines, escupiendo versos autoconscientes (el primero como un recuento de sus constitución sociocultural y el segundo como confirmación de su espíritu solitario). Sobre el final, el estadio fue baile y toma de posición con “Not LIke Us”, el tema que en mayo de 2024 puso final a una seguidilla de lanzamientos dirigidos al rapero canadiense Drake, con quien sostuvo una pelea (beef, en la jerga rapera) a través de canciones de acusaciones cruzadas que dominó la agenda musical durante al menos dos meses. Casi como una forma de dar a entender que lo suyo va por otro lado, que estar en las primera planas no es algo en donde se sienta cómodo, el tema de cierre fue “gloria”,donde rapea: “Mi mujer y mi mano derecha, son mi santo y mi pecado“.
Si Kendrick Lamar es pura seriedad rapera, la previa con CA7RIEL y Paco Amoroso fue más bien todo lo contrario. Lejos de reducir su show a mero acto de apertura, el dúo argentino del momento celebró el crecimiento exponencial de su popularidad a un año exacto de su Tiny Desk, el concierto para la NPR (Radio Nacional Pública de los Estados Unidos), que les dio fama internacional.
Podrán pic.twitter.com/H1zJvyvgRu
— DF Entertainment (@dfallaccess) October 5, 2025
Apenas pasadas las 19.30, cuando la noche ya había ganado el estadio, una voz en off instaba a “inflarse”, mientras CA7RIEL & Paco tomaban sus posiciones, como suelen hacer, al frente del escenario, pero sentados en banquetas altas, al menos durante las primeras canciones. En esta actuación, aparecieron con un outfit determinado por hojas de revistas. En la chaqueta de Paco se podían leer frases como: “Rodrigo: llegaré hasta donde Dios me deje” y “Susana: Lo único que quiero es gozar de lo que tengo y gané”. De la cintura para abajo, pantalón corto y botines de fútbol.
Comenzaron con “Dumbai”, los dos sentados en esa suerte de altar que decía Papota. Siguieron con “Baby gangsta” y “Mi diosa”, siempre con esa atmósfera lounge que saben darle su sonido gracias al groove de una banda precisa. El plan bailable se consiguió desde el mid-tempo de las canciones, apenas alternadas por un saludo al público. “Buenas noches Argentina, esto es CA7TRIEL & Paco”. Luego, en “Impostor”, casi como una ironía para hablar del síndrome del impostor, CA7RIEL mandó su primer solo de guitarra. “A mí no” y “La que puede, puede”, llevaron los decibeles un poco más allá. En “McFly”, CA7TRIEL largó su grito gutural (como si por un instante hubiera sido cooptado por su banda metalera Barro) y para inaugurar el último tramo de la presentación “Sheesh” impuso, “Ola Mina XD” , “Cono Hielo” y más tarde “#Tetas”, “Día del amigo” y “El único”, cerraron un recorrido por todas las etapas del dúo“Estamos muy felices de estar acá -dijo Paco, casi al final del recital-. Sé que es un momento chot… del país y del mundo, pero los argentinos siempre salimos adelante. A confiar en los amigos y en la gente que uno quiere”.
“Confíen en mis palabras: volveré”. Así terminó Kendrick Lamar su show en River, que marcó la segunda presentación en suelo argentino luego de su debut de 2019 como cabeza de cartel de Lollapalooza. Contundente y convincente, el rapero nacido en Compton (Los Ángeles) impuso un final más atento a la energía del público que a la confirmación de que el estadio de Núñez fue demasiado para su nivel de convocatoria. Las plateas altas completamente vacías no hicieron mella ni en su performance ni en la entrega de quienes fueron a verlo. LEGACY pic.twitter.com/YKNZB9ddIT— DF Entertainment (@dfallaccess) October 5, 2025En poco más de una hora y media de recital, Kendrick Lamar revalidó sus credenciales como el rapero más importante de su generación, dueño de una técnica depurada y una pluma precisa, la misma que le hizo ganar el Pulitzer allá por 2018 y convertirlo en el primer músico por fuera del jazz y la música clásica en lograrlo. “wacced out murals” fue la encargada de abrir la noche apenas pasadas las 21:30, con la voz en off de la cantante mexicana Deyra Barrera como breve introducción a lo que devendría en una avalancha de rimas y flow. Dueño de una destreza que lo emparenta con Eminem y un estilo que reivindica los sonidos de la Costa Oeste de los Estados Unidos (desde Dr. Dre a 2Pac), siguió la faena con “squabble up”, “N95” y “King Kunta”, uno de sus clásicos con los que allá por 2015 levantó las banderas del hip hop de consciencia histórica africanista y americanista tanto en el filo de sus palabras como en el espíritu bailable que domina la canción.Así marcó Kendrick Lamar la tónica de todo su repertorio, dividido en cuatro escenas divididas por breves videos proyectados en las pantallas a modo de separadores. GNX, su disco más reciente, sirvió de columna vertebral del show, que también tuvo sus paradas tanto en sus álbumes anteriores como en singles y colaboraciones. Siempre con su hip hop de corte neoclásico como espada, pluma y palabra, el rapero de 38 años se movió en el escenario sin necesidad de recurrir a grandes gestos ni ademanes. Su andar seguro y pausado no hicieron más que agigantar su figura de héroe tan introvertido como seguro de sí mismo. “HUMBLE”, “Backseat freestyle” y “Alright” sobresalieron en el segundo acto como los momentos que marcaron la química definitiva con el público para que luego “man at the garden” tuviera a Lamar de cuclillas durante toda la canción, en un ejercicio de reflexión que sirvió también para bajar la velocidad por unos minutos.Tenés que cerrar el Estadio River Plate, los genios hacen eso. pic.twitter.com/LHOYa2c3WG— DF Entertainment (@dfallaccess) October 5, 2025Pero los temas uptempo se volverían a imponer. “DNA” y “Bitch Don’t Kill My Vibe” tuvieron a Lamar, acompañado por un grupo de 10 bailarines, escupiendo versos autoconscientes (el primero como un recuento de sus constitución sociocultural y el segundo como confirmación de su espíritu solitario). Sobre el final, el estadio fue baile y toma de posición con “Not LIke Us”, el tema que en mayo de 2024 puso final a una seguidilla de lanzamientos dirigidos al rapero canadiense Drake, con quien sostuvo una pelea (beef, en la jerga rapera) a través de canciones de acusaciones cruzadas que dominó la agenda musical durante al menos dos meses. Casi como una forma de dar a entender que lo suyo va por otro lado, que estar en las primera planas no es algo en donde se sienta cómodo, el tema de cierre fue “gloria”,donde rapea: “Mi mujer y mi mano derecha, son mi santo y mi pecado“. Si Kendrick Lamar es pura seriedad rapera, la previa con CA7RIEL y Paco Amoroso fue más bien todo lo contrario. Lejos de reducir su show a mero acto de apertura, el dúo argentino del momento celebró el crecimiento exponencial de su popularidad a un año exacto de su Tiny Desk, el concierto para la NPR (Radio Nacional Pública de los Estados Unidos), que les dio fama internacional.Podrán pic.twitter.com/H1zJvyvgRu— DF Entertainment (@dfallaccess) October 5, 2025Apenas pasadas las 19.30, cuando la noche ya había ganado el estadio, una voz en off instaba a “inflarse”, mientras CA7RIEL & Paco tomaban sus posiciones, como suelen hacer, al frente del escenario, pero sentados en banquetas altas, al menos durante las primeras canciones. En esta actuación, aparecieron con un outfit determinado por hojas de revistas. En la chaqueta de Paco se podían leer frases como: “Rodrigo: llegaré hasta donde Dios me deje” y “Susana: Lo único que quiero es gozar de lo que tengo y gané”. De la cintura para abajo, pantalón corto y botines de fútbol.Comenzaron con “Dumbai”, los dos sentados en esa suerte de altar que decía Papota. Siguieron con “Baby gangsta” y “Mi diosa”, siempre con esa atmósfera lounge que saben darle su sonido gracias al groove de una banda precisa. El plan bailable se consiguió desde el mid-tempo de las canciones, apenas alternadas por un saludo al público. “Buenas noches Argentina, esto es CA7TRIEL & Paco”. Luego, en “Impostor”, casi como una ironía para hablar del síndrome del impostor, CA7RIEL mandó su primer solo de guitarra. “A mí no” y “La que puede, puede”, llevaron los decibeles un poco más allá. En “McFly”, CA7TRIEL largó su grito gutural (como si por un instante hubiera sido cooptado por su banda metalera Barro) y para inaugurar el último tramo de la presentación “Sheesh” impuso, “Ola Mina XD” , “Cono Hielo” y más tarde “#Tetas”, “Día del amigo” y “El único”, cerraron un recorrido por todas las etapas del dúo“Estamos muy felices de estar acá -dijo Paco, casi al final del recital-. Sé que es un momento chot… del país y del mundo, pero los argentinos siempre salimos adelante. A confiar en los amigos y en la gente que uno quiere”. Música
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