Harley Davidson refuerza su presencia en el país y busca competir en un mercado movido​

En un mercado que exhibe señales de reactivación, el Grupo Simpa busca consolidar su posicionamiento en el segmento de motos de gama media y alta.

La decisión de incorporar a Harley-Davidson a su portfolio en 2022 no fue casual, de la misma forma que tampoco lo fue la reciente inauguración de un concesionario de 750 m² sobre la Avenida del Libertador en Vicente López, que busca posicionarse como un modelo para su red regional.

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El objetivo de la adquisición en ese entonces fue acompañar la evolución de sus clientes en la transición hacia modelos más equipados con el pasar de los años, según le explicó a LA NACION Martín Schwartz, director de la División Rodados. “Ya liderábamos el segmento de motos custom de cilindrada media con Royal Enfield y Moto Morini y Harley nos permite completar la propuesta para quienes aspiran a modelos de más de 1000 cm³”, comentó.

Desde entonces, vendieron unas 250 unidades de la marca con sede en Milwaukee, Wisconsin, lo que les otorga dentro del segmento custom de alta cilindrada un 95% de participación. El nuevo local es el único concesionario oficial y punto de servicio autorizado de la marca en el país, donde también comercializan indumentaria y accesorios importados. “Hay unas 2500 Harley activas en la Argentina y muchas están fuera de garantía, por eso ahí contar con una posventa de calidad es clave”, remarcó Schwartz sobre el nuevo centro.

La producción en el país

El Grupo opera actualmente dos plantas en la Argentina —una en Pilar y otra en Campana— donde ensamblan ocho marcas y alrededor de 50 modelos. Allí producen unidades de Royal Enfield, KTM, Gas Gas, CFMoto, Aprilia (bajo licencia Piaggio), QJ Motor y Moto Morini, entre otras. Son cinco líneas de montaje, dedicadas a motos que tienen un mayor volumen que las de alta cilindrada y justifican la integración local.

A diferencia de lo que pasa en otros sectores, la industria de las motos guarda una relación distinta con la apertura de las importaciones, porque tienen un alto componente de partes que provienen del extranjero, y estas no pagan la alícuota de los derechos de importación extrazona, producto del decreto 81/19 del Gobierno de Mauricio Macri. El beneficio vencía en diciembre de 2023, cuando bajo el mandato de Alberto Fernández se decidió extenderlo por cinco años más a través del decreto 460/23. Para gozar de este beneficio impositivo, el valor agregado nacional mínimo que debían tener las motos en 2024 fue del 10%, e irá ascendiendo progresivamente hasta el 14% en 2028.

Esto permitió que no se modifique el proceso de producción en las motos de baja y media cilindrada en nuestro país. En cambio, la apertura de importaciones sí impactó directamente sobre las motos de alta gama. “Antes era muy difícil traer estas unidades y hoy se puede importar sin mayores restricciones, lo que también dinamiza la competencia”, indicó el director de la División Rodados. Como ejemplo, mencionó que las Harley-Davidson llegan 100% armadas desde Estados Unidos.

Si bien valora la mayor libertad para operar, también hizo foco en la necesidad de avanzar en una reducción de la carga impositiva. “Todavía tenemos aranceles altos, impuestos internos, tasas provinciales y municipales. Eso encarece el producto final. Hay margen para que los precios se acerquen a los de países vecinos”, advirtió.

¿Si crecen los autos caen las motos?

Consultado sobre el posible impacto del crecimiento en la venta de autos (durante los primeros cinco meses de 2025 se patentaron 272.837 autos 0km, lo que equivale a un crecimiento del 78,9% respecto de 2024) sobre el mercado de motos (que durante el mismo período de tiempo vendieron 256.832 unidades, lo que implicó un crecimiento del 50,5% en la comparación interanual) Schwartz fue claro: “No veo un efecto sustitución. Son industrias hermanas. El crecimiento de las motos sigue siendo fuerte, sobre todo en cilindrada baja y media, donde el costo de adquisición y mantenimiento es muy inferior al de un auto”.

En lo que va del año, además del crecimiento interanual del 50% de las motos, se espera cerrar 2025 con un volumen cercano a las 600.000 unidades patentadas (casi el 70% es representado por las marcas de baja cilindrada, en su mayoría representado por el segmento CUBS de motos de 110cc y hasta 125cc). Si se compara la expectativa con la del mercado de autos, estarían en números muy similares después de mucho tiempo, ya que en los últimos cuatro años se vendieron más motos que autos.

En ese contexto, el Grupo Simpa proyecta mantener una participación del 5% del mercado total, con fuerte predominio en los segmentos medios y altos, donde sus marcas son líderes. A diferencia del 90% restante —con foco en motos utilitarias de entrada de gama— el grupo no compite en volumen, sino en posicionamiento en los modelos más equipados.

La compañía inició en 2019 una estrategia de expansión regional que hoy incluye operaciones en Argentina, Brasil, México y Perú. En México ya distribuyen cinco marcas y cuentan con 45 concesionarios. En Perú, la operación comenzó el año pasado, con siete marcas y cinco puntos de venta. “La idea es sumar otro mercado en 2025 y consolidar una presencia regional con nuestras marcas de rodados”, anticipó Schwartz. Simpa gestiona actualmente una red de 210 concesionarios en América Latina, todos bajo un modelo de operación con formato similar a una franquicia. La única excepción es el de Harley-Davidson en Vicente López que será operado directamente por el grupo.

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