Eric Bana: las fluctuaciones de una estrella que está de regreso con un oscuro policial en Netflix

La última incursión de Eric Bana en el streaming fue hace ya algunos años en la primera temporada de Dirty John (2018, disponible en Netflix), miniserie de antología que exploraba las relaciones tóxicas y la manipulación en el terreno amoroso. Bana era el John del título, un atractivo médico que seducía a la exitosa Debra, interpretada por Connie Briton, y terminaba envolviendo su vida perfecta en la costera Newport Beach en una pesadilla de la que no podía despertarse.
Y claro, Bana exploraba allí esa presencia que ha signado a sus personajes desde el comienzo, un semblante noble y sensual, un aplomo envidiable, una fortaleza arrebatadora. Pero detrás siempre asoma un extraño halo de inquietud, un signo de incierta dualidad, una posible trampa que se avecina. Y algo de eso aparece en Indomable, el nuevo policial de Netflix que ya la crítica internacional bautiza como la sucesora de True Detective: una naturaleza salvaje, un crimen brutal, un investigador que guarda celosamente su pasado. Los condimentos para seguir las pistas de esa intriga y descubrir a Eric Bana bajo su última máscara.
La aparición del actor en el cine no podía haber sido más prometedora. Este australiano nacido en Melbourne, de ascendencia croata y con un abuelo paterno que pasó por la Argentina en los años 50, alimentó su temprana cinefilia con los clásicos del Nuevo Cine Australiano, como Mad Max (1979) de George Miller y Gallipoli (1981) de Peter Weir, para convertirse en los 90 en un exitoso comediante del programa Full Frontal en el prime time de la televisión australiana. Desde allí parodió a las estrellas de la acción de entonces, desde Arnold Schwarzenegger hasta Sylvester Stallone, y el éxito lo catapultó a conducir su propio programa en 1996.
Aunque se convirtió en una celebridad local gracias a la televisión, fue el cine el que lo empujó hacia Hollywood. En 2000 su compatriota Andrew Dominik -luego conocido por películas como El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford con Brad Pitt y la reciente Rubia, con Ana de Armas como Marilyn Monroe- lo eligió para ser el protagonista de su ópera prima: Chopper, retrato de un asesino.
“Crecí en Melbourne, así que conocía a Mark ‘Chopper’ Read y sabía perfectamente lo que había hecho”, recordaba Bana hace unos años en una entrevista con The Guardian a propósito del reestreno de la película en Reino Unido. “La película tenía un guion realmente inusual, muy divertido y muy oscuro. Estaba seguro de poder interpretarlo. Pasar tiempo con Mark fue invaluable, pero sabía que podría haber consecuencias graves si las cosas no salían bien. Lo escuchaba hablar sobre la prisión y sus teorías sobre la vida y las personas. Sentí esa presencia dominante y la absorbí como una esponja”. Mark Read era un asesino violento, misógino, acusado de numerosos crímenes, que se convirtió en informante de la policía y luego en autor de libros inspirados en su propia vida criminal (falleció en 2013).
Bana construyó el personaje más allá de ese modelo original, alternando el aspecto algo ingenuo, de rostro redondo y afeitado del comienzo, con el fanático más rechoncho y extraviado del final, su risotada de dientes de oro y bigotes curvos. Esa personalidad extravagante, que inspira miedo y repulsión, y al mismo tiempo una extraña fascinación perversa, le dio a Bana una temprana consagración para su incipiente carrera. Una presencia maciza en escena, un rostro fornido e inolvidable. Y entonces llegaron los ofrecimientos del mainstream: ponerse en la piel del superhéroe escindido por naturaleza, el increíble Hulk.
Luego de pasar por las huestes de Ridley Scott en La caída del halcón negro (2001 -disponible en HBO Max y Movistar TV), Bana desembarcó a lo grande en Hulk (2003 -disponible en Movistar TV), de Ang Lee, un experimento no celebrado entonces por los fans, pero sí representativo de lo que se avecinaba en términos de industria. El universo de los superhéroes sería el territorio de exploración de las próximas décadas, dejando películas valiosas y significativas para la gestación de las franquicias del nuevo siglo XXI.
Paradójicamente los orígenes en el humor satírico de Eric Bana aparecieron solo de vez en cuando en su larga carrera posterior, dejando aquella vis cómica en pequeños destellos: el propio Hulk y la consciencia de su poder como tragicomedia; su aparición en Funny People (2009 -disponible en Movistar TV y Claro TV), de Judd Apatow junto a Adam Sandler y Seth Rogen, Special Correspondents (2016 -disponible en Netflix), bajo la dirección de Ricky Gervais, y su voz en algunas películas de animación como Animalia en Australia (2021 -disponible en Netflix) y Chip y Dale: Al rescate (2022 -disponible en Disney+).
Sin embargo, su vena oscura sí asomó insistentemente, esa sombría estela que acompañaba a Chopper en cada monólogo amenazante, en sus confesiones serviles con el teniente Jimmy Loughan, sus ataques salvajes a sus rivales en la prisión. Y es ese destello de mudo horror el que acompaña, ahora en silencio, al guardaparque Kyle Turner en Indomable.
Creada por Mark L. Smith (guionista de El renacido y el reboot de Twister; creador del western American Primeval para Netflix) y su hija Elle Smith, Indomable conjuga el esplendor del Parque Nacional Yosemite en California con la intriga clásica de un policial de procedimiento. Una joven cae desde lo alto del acantilado El Capitán y su cadáver queda colgado de las sogas de unos montañistas que intentan salvarla. Si bien los indicios señalan un suicidio, el agente Kyle Turner de la División de Servicios de Investigación de Parques Nacionales, encargado de hacer la primera revisión al cuerpo, está convencido de que la víctima huía de alguien. Con la asistencia de una joven guardabosque recién llegada desde una división policial urbana, Turner deberá sortear las inmensas dimensiones de Yosemite, los obstáculos dentro del entramado de autoridad en el parque, y sus propios fantasmas, enredados con el historial del personal y los ocupantes ilegales del lugar.
Turner es un antihéroe arrogante, casi a la manera desagradable del Chopper australiano que dio fama a Bana, en este caso dentro de los márgenes de una ley que desdeña, al igual que a sus mandos inferiores, y que condimenta con el maltrato intermitente a su exesposa, Jill (Rosemary DeWitt), con quien comparte un dolor profundo y no resuelto. Ese agitado interior, tan explotado en el universo del policial contemporáneo, de ecos noirs y alma de true crime, encuentra en Bana un avezado intérprete, que ofrece sus aristas con calma y profundidad, desde su relación problemática con el alcohol hasta la escondida humanidad que asoma en la relación con Paul Souter (Sam Neill), quizás el único hombre al que verdaderamente aprecia y respeta.
“Sentí una conexión inmediata con Kyle”, revela el actor en una reciente entrevista con Los Angeles Times en referencia a la primera lectura del guion en 2019, durante su estancia en Australia (donde vive cuando no está filmando). “No sé si fue el amor compartido por la naturaleza y cómo eso afecta nuestra mente y nuestro bienestar, o la intriga por su identidad, su viaje emocional en la vida”.
La paternidad y la responsabilidad son los dilemas rectores en la vida de Kyle Turner, al igual que lo eran para el agente secreto Avner Kaufman (inspirado en el real Yuval Aviv) en Munich (2005), de Steven Spielberg. Líder de un comando del Mossad encargado de hallar y asesinar a los terroristas de la organización Septiembre Negro, responsable de los atentados en las Olimpiadas de Múnich’72, Kauffman es uno de los mejores personajes de Bana, en una de las mejores películas que lo tuvo como protagonista. El agente no solo debe abandonar a su mujer embarazada y cambiar su identidad, sino también embarcarse en una operación militar clandestina que implica más de un interrogante para su moral.
Además, Múnich le otorgó al actor un prestigio inigualable en un momento crucial de su trayectoria: venía de interpretar a Héctor en el taque de moda, Troya (2004 -disponible en Prime Video y HBO Max), del siempre dispuesto Wolfgang Petersen, y pronto incursionaría una saga como Star Trek (2009 -disponible en Movistar Play y Paramount+), dando vida al malvado Nero, y en dramas románticos como Pura suerte (2007 -disponible en Movistar Play y HBO Max) de Curtis Hanson, junto a Drew Barrymore, y la más exitosa Te amaré por siempre (2009 -disponible en Movistar Play), como el viajero del tiempo casado con Rachel McAdams.
“Llevo un tiempo en este negocio y me doy cuenta de que hay que adaptarse a sus fluctuaciones y a su ritmo constante, pero al mismo tiempo, cuando encontrás algo que te gusta, tenés que intentar hacerlo como sea”, señala. Y esas fluctuaciones marcaron su pasaje a la década de 2010, ya sin la explosión del mainstream y con algunos altibajos.
Primero su breve aparición en Hanna (2011 -disponible en Prime Video y Movistar Play), el cuarto largometraje del inglés Joe Wright, junto a Saoirse Ronan y Cate Blanchett; luego algunos thrillers menores como Caída mortal (2012), con Olivia Wilde, y Circuito cerrado (2013 -disponible en Movistar Play y Claro TV), con Rebecca Hall; y por último la entrada al universo Guy Ritchie en Rey Arturo (2017 -disponible en Movistar Play y HBO Max), como padre del futuro rey bretón y habitante de esa historia en versión pop que tanto halaga a los fans del director inglés.
Pero nada marcó a fuego la carrera del actor australiano, dedicado a su vida doméstica en Australia junto a su esposa, la también actriz Rebecca Gleeson, y a sus dos hijos; también a las carreras de automovilismo, a los partidos de los Saints en la Liga Australiana de fútbol americano, y a las excursiones al aire libre. “Mi atracción por la naturaleza se basa en parte en que el peligro casi siempre acecha. En Australia, siempre hay algo que intenta atraparte, ya sea de dos, de cuatro u ocho patas. Siempre hay algo en la naturaleza que implica una amenaza”, explicó Bana.
Y ese regreso a Australia también se dio en el cine cuando decidió interpretar al policía Aaron Falk en Secretos del pasado (2020- disponible en Prime Video, Movistar Play y HBO Max), la franquicia que inició junto a Robert Connolly, amigo y director de la película. Ambientada en la región de Victoria, cuenta el regreso de Falk a su pueblo natal para investigar la extraña muerte de un amigo de su infancia. El éxito local de esa primera historia empujó a la concreción de una secuela: Naturaleza salvaje (2024 -disponible en Prime Video). Esa conexión entre una naturaleza extraña y ajena a la mirada romantizada del cine proviene del corazón del outback australiano, de sus narrativas ominosas de los 70, tanto en la versión lírica de Picnic en las rocas colgantes de Peter Weir como en la trágica de Un grito en la oscuridad, de Fred Schepisi.
“El amor de Eric por estar al aire libre fue crucial para toda la producción”, destaca el creador Mark L. Smith en la entrevista con Los Angeles Times. “No es el tipo de estrella que regresa a su camarín de inmediato”, agrega. “Filmamos en un paisaje difícil, y creo que ayudó mucho que Eric estuviera dispuesto a salir a la montaña y escalar. Estaba tan fascinado por el entorno que no quería volver a la esterilidad de un estudio”, agrega la co-creadora Elle Smith. Los directores de fotografía Michael McDonough (quien trabajó junto a Debra Granik para capturar los Ozarks en Lazos de sangre y el Forest Park de Portland en Leave No Trace) y Brendan Uegama (responsable de la estética noir de Riverdale y sus series derivadas) construyen una naturaleza ambigua como el corazón del propio Turner, al que Bana viste de múltiples contradicciones.
Amaneceres encendidos, montañas imponentes, bosques profundos y un constante peligro por el terreno accidentado acompañan el carácter esquivo del personaje y el riesgo inherente del actor. Una alquimia perfecta para adentrase en lo desconocido.
El actor, que se hizo famoso con películas como Troya y Múnich, regresa al streaming con Indomable, como un investigador de Parques Nacionales que debe esclarecer un crimen Series de tv
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