Entretelones de la noche en que los traspiés de Milei infundieron ánimo en el núcleo duro de los Macri​

Cuando Mauricio Macri ingresa al salón se desarrolla un extraño ritual. Algunos de sus amigos íntimos o colaboradores más estrechos permanecen frente a la barra y concentran su atención en la figura del expresidente uruguayo Luis Lacalle Pou, el invitado especial del jefe de Pro que se convertirá en el personaje más solicitado de la reunión. Hay empresarios que se abren paso laboriosamente para estrecharle la mano a Macri o entablarle conversación con anécdotas sobre el pádel. Otros, como Waldo Wolff, candidato a legislador porteño de Pro, se acercan para que los vea. Wolff le rinde pleitesía y le pide sacarse una foto, un insumo valioso para usar en sus redes sociales en plena campaña. Macri los acoge con una sonrisa. Está de buen humor.

Las últimas horas han estado coloreadas por un cierto optimismo en Pro. Los recientes traspiés del Gobierno reavivan la esperanza en el corazón del macrismo. Ven que Milei sufre desde las turbulencias en los mercados globales por los anuncios de Donald Trump o la constante amenaza de perder el control de la calle hasta el desgaste por las duras derrotas en el Congreso por el caso $LIBRA o los rechazos por la Corte Suprema.

En ese contexto, los Macri recuperan el ánimo para la contienda electoral con La Libertad Avanza (LLA) en la Capital, emblemático bastión de Pro. La elección del 18 de mayo se convirtió en un test de fuego para los Macri: quieren doblegar a Milei y revalidar sus títulos en la ciudad. “Es un buen balance de la primera semana [desde la presentación de las listas]. Si seguimos así, ganamos”, entusiasman en el equipo de campaña de Pro.

Los murmullos y las risas atraviesan el predio de La Rural, en Palermo, donde María Eugenia Vidal organizó la cena anual de la Fundación Pensar, el think tank de Pro. Ya llegaron el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, y la diputada nacional Silvia Lospennato, quien encabeza la lista de Pro para la crucial batalla electoral en la ciudad. Luego se suman el ministro porteño Hernán Lombardi, la vocera Laura Alonso, el titular de la bancada del macrismo en el Senado, el entrerriano Alfredo De Angeli, la intendenta de Vicente López, Soledad Martínez, y la vicegobernadora de Santa Fe, Gisela Scaglia. Hay ausencias sugestivas. Por caso, Diego Santilli no participa del mitin. Y Cristian Ritondo se demoró en el Congreso por la sesión en Diputados y la entrega de premios parlamentarios. Ambos llevan adelante las negociaciones con los operadores libertarios para que Pro y LLA confluyan en Buenos Aires. “Hay que ir juntos para derrotar al populismo en la provincia”, insistió Ritondo.

En el predio de Palermo se percibe un clima de suspenso. El diagnóstico político que traen los diputados que estuvieron en el Palacio del Congreso es que el gobierno de Javier Milei vivió una jornada negra en diputados. Es que la oposición logró crear la comisión investigadora por el escándalo que se desató por $LIBRA, la criptomoneda que promocionó el Presidente. Fue un nuevo revés político para la Casa Rosada, después de que el Senado rechazara los pliegos de Ariel Lijo y Manuel-García Mansilla. “Hoy perdieron el control de la cámara [baja] y en el Senado no lograron designar las autoridades. Lo único que les queda es el tercio en Diputados y eso solo se lo garantizamos nosotros”, remarca uno de los legisladores más experimentados de Pro. Dicho de otro modo: los macristas calculan que si Milei sigue tensando la cuerda con el macirmso podría poner en riesgo la gobernabilidad.

El diagnóstico político que sale de la boca de los popes de Pro es que Milei comenzó a pagar costos por sus errores no forzados y que perdió el espíritu conquistador. No solo ven que el peronismo se le “anima” en las calles, sino que la oposición comenzó a ganarle batallas claves en el Congreso. Hasta observan falta de entusiasmo en las milicias digitales de Milei.

En rigor, notan una sensación de falta de rumbo de la gestión política del gobierno. Y asumen que los últimos traspiés corroen el capital político de Milei.

El encuentro de Pensar en el salón “El central” merodea en torno a los pormenores de necesidad de Milei de cerrar la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La disparada del riesgo país, que rozó los 1000 puntos, y la subida del dólar blue están en boca de todos. Los más consultados son Luciano Laspina y Hernán Lacunza, espadas económicas de Pro.

Apenas se abre paso entre los asistentes, Macri clava la mirada en Nicolás Dujovne, su exministro de Hacienda. La charla estira durante varios minutos y el expresidente se muestra adusto, inquieto. En el macrismo se impone la tesis de que Milei y Luis Caputo demoraron la salida del cepo cambiario. La noticia de que el FMI confirmaba del acuerdo técnico con la Argentina por US$20.000 millones llega cuando Macri y Dujovne terminan de hablar. Ambos ya sabían de antemano que el pacto estaba prácticamente cerrado y que iba a anunciarse a más tardar el jueves o viernes. La inquietud de los consejeros de Macri gira en torno a la ingeniería del Gobierno para achicar la brecha cambiaria y la incógnita sobre el día del fin del cepo. “O llegan a la elección de octubre con la lengua fuera o hacen massismo con equilibrio fiscal. Van a salir tarde del cepo; nosotros se los advertimos”, comentan. Entre los especialistas que escucha Macri se impone la idea de que Milei podría atravesar semanas complejas, pese a que anudó el acuerdo con el Fondo. “Van a flotar entre bandas. Se les va a complicar”, aventura un interlocutor habitual de Macri. Entre los empresarios que concurren a la cena en la Rural está el banquero Gabriel Martino, ex CEO de HSBC y ferviente militante de Milei en las redes sociales.

El consultor catalán Antoni Rubí Gutiérrez, el autor del plan de supervivencia de los Macri, se escurre entre el público hasta encontrar un poco de aire. Luce un talante autoeficiente. Cada tropiezo del gobierno de Milei lo ayuda a seducir a los votantes de Pro que migraron a las “fuerzas del cielo”. Quienes lo escucharon lo notaron conforme con el resultado de la estrategia que diseñó para revitalizar la identidad de Pro y resaltar el ADN amarillo de la boleta de los Macri. También está satisfecho con la performance del expresidente en su último raid mediático. Desde que se puso al frente de la campaña de su primo, Macri acata las recomendaciones, pero aplica su propio manual. “Yo ya estoy grande para que me digan qué tengo que decir. Voy a decir lo que pienso”, le avisó días atrás a su círculo íntimo antes de que regresara a la primera línea.

De pie, cerca de la barra, Darío Nieto, mano derecha de Macri y postulante a legislador, se desliza para charlar con Mora Jozami, una de las consejeras más escuchadas por el expresidente y directora de Casa Tres. Uno de los pilares del “scrum” de asesoras que pululan en las oficinas de Macri en Olivos, Jozami diseña los sondeos que consume el líder de Pro a la hora de tomar decisiones. A pocos metros del bar, Gabriel Sánchez Zinny, jefe de Gabinete porteño, se muestra confiado frente a los ministros de Jorge Macri. “Estamos empatados. Horacio [Rodríguez Larreta] se pinchó y el Gobierno no tiene campaña”, se entusiasma uno de los alfiles del macrismo. En el entorno de confianza de Macri asumen que Lospennato es quien tiene más chances de crecer en los próximos 39 días. “Pro sabe hacer campaña, estamos en la calle hace dos semanas y [Manuel] Adorni no tiene ganas de ser candidato”, murmuran.

Si bien ante la opinión pública pondrán sobre la mesa que el objetivo central de Pro es evitar que el kirchnerismo, que llevará a Leandro Santoro como candidato, sea la fuerza más votada en la Capital, los macristas admiten fuera de micrófono que el único duelo que les interesa es superar a los libertarios. Está claro que el resultado de la elección del 18 de mayo condicionará las negociaciones para las legislativas de octubre. Y la diferencias, a favor o en contra, entre la boleta de Lospenatto y la oferta de Adorni sellará el futuro de los Macri.

Por ahora, los estrategas de Pro asumen que su marca sigue siendo competitiva en la Capital. La apuesta a instalar el amarillo, admiten, está vinculada al sistema de votación con Boleta Única Electrónica (BUE). Aún no está definido cómo se presentarán las ofertas en las pantallas, pero el peso del sello, calculan, será crucial. “Por ahí, les vamos a dar una sorpresa en la ciudad”, le escucharon decir a Martínez, alter ego de Jorge Macri en Vicente López, que se sentó cerca de Jozami para escuchar la charla entre Macri y Lacalle Pou. “¿Con quién tuviste que tener más paciencia? ¿Con Lula, Bolsonaro, Alberto Fernández o Javier Milei?”, le preguntó Macri a su par uruguayo, con una mueca socarrona.

Desde el atril, Vidal, jefa de campaña de Pro en la Capital y encargada del relanzamiento de Pensar, criticó los “liderazgos mesiánicos” y destacó el valor de los equipos técnicos de Pro. En el cierre de su mensaje, pidió que los argentinos “piensen su voto” en las urnas. “Que no sea un voto impulsivo, que sea reflexivo. Piensen qué es lo mejor para la Argentina”, dijo. A su turno, Jorge Macri también hizo un llamado a la ciudadanía porteña: “Voten pensando en lo que construimos”. Llamó a sostener a Pro como una alternativa de centroderecha con “capacidad de diálogo” y “pensamiento crítico”. No hay dudas de que violetas y amarrillos juegan un duelo aparte en la Capital.

El asunto del color se volvió una obsesión para los macristas. No solo deben salir recorrer los barrios con una prenda amarilla. Scaglia, vice de Maximiliano Pullaro en Santa Fe, que abrirá el año electoral el próximo domingo, tiene una afinidad especial con Lospennato. Ambas supieron estar muy cerca de Larreta, pero ahora se distanciaron de su exreferente en Pro y cerraron filas con Macri. Anoche, llegaron juntas y, antes de que la diputada se retirara, Scaglia le llevó hasta el auto un obsequio para la campaña: un mate color amarillo.

Lospennato asume que enfrenta un desafío mayúsculo. Desde que Macri la llamó para ofrecerle que encabezara la lista de Pro su vida dio un vuelco. Salió del Congreso, donde supo ser una de las principales espadas parlamentarias del macrismo, y se zambulló de lleno en la batalla porteña. Antes de aceptar la propuesta -un hierro caliente que nadie quería agarrar en Pro-, Lospennato le pidió a Macri 24 horas para meditarlo. Pero aceptó abandonar las trincheras de Diputados y ubicarse en la primera línea de fuego. Por primera vez, ocupará un rol protagónico en una campaña de Pro. Ahora, confía en dar el golpe. “Armamos un buen equipo, como hacía Mauricio en el fútbol, y el porteño se identifica con la gestión de Pro”, se envalentona.

​ En horas críticas para el Gobierno, los jefes de Pro se vieron las caras en la cena de la Fundación Pensar en La Rural y recuperaron cierto optimismo  Política 

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