En plena ruta 40, los héroes y los personajes de las historietas cobran vida en el museo Yurari Huasi​

Ruta Nacional 40, distrito Miranda, departamento Chilecito, La Rioja, son las coordenadas para encontrar el museo Yuyari Huasi, de la Historieta, la Caricatura y el Humor Gráfico Argentino, entre coloridos cerros y quebradas, con vista al valle Antinaco-Los Colorados y a pocos kilómetros de la Cuesta de Miranda. “Un lugar ideal para relajarse y dar una vuelta por el pasado”. Mientras, se puede tomar fotos con las esculturas de Mafalda, Patoruzú, Clemente, Súper Hijitus, Inodoro Pereyra, tanto como hojear periódicos antiguos, láminas de humor, historietas, escuchar un vinilo antiguo infantil y contemplar el paisaje.

Este museo cuyo nombre significa Casa de la Añoranza, en idioma quechua, representa el sueño hecho realidad de su mentor, el licenciado Cristian Acosta. Cuenta en sus memorias que a los 12 años desarrolla su afición por la historieta mientras se encuentra internado en el hospital local. Para entretenerlo le llevaban revistas de historietas de la editorial Columba, entre ellas Nippur Magnum, El Tony; Dartagnan; Fantasía; y también de Dante Quinterno –creador de Patoruzú-. Allí nace su fascinación por el género. Más tarde se sumarían el humor gráfico y las caricaturas.

Ferviente admirador de García Ferré, creador de Anteojito, y luego Robin Wood por sus admirables personajes Nippur de Lagash, Dago y Pepe Sánchez. Con el tiempo descubre a Quino, Caloi, Fontanarrosa, entre otros grandes del género. Ya en la universidad, mientras cursa la carrera de licenciatura en Comunicación Social, consolida su amor por el “noveno arte” y se acerca al humor gráfico y la sátira política. Tuvieron gran injerencia en Cristian Acosta los periódicos El Mosquito y Don Quijote, y las caricaturas de la revista Caras y Caretas. A ellos se sumaron Satiricón y Humor Registrado. Luego de presenciar una secuencia de imágenes que le mostrara un profesor, se despierta en él el fuego sagrado del coleccionista.

Fin cultural

Veintiún años en este oficio se ven cristalizados en su magnífica obra: el museo Yuyari Huasi, creado con fin cultural, educativo y turístico. Comenzó como un proyecto familiar enfocado al turismo y pronto adquirió concepto de museo donde expone su valiosa colección. Sumado a las antigüedades que ya poseía se agregaron revistas con variados artículos. El objetivo era aportar un granito de arena para que este arte no se pierda y que la gente pueda encontrarse en esas páginas que rememoran un pasado. Además para que las nuevas generaciones conozcan a nuestros artistas y descubran una puerta de acceso a la cultura del Comic.

El museo es de estilo rústico, con techos de cañizo. En él se encuentra material muy valioso como periódicos antiguos de 1865, otros como El Mosquito y Don Quijote, revistas como Caras y Caretas, P.B.T. y Fray Mocho. Cuenta con cuatro salas de exposición. La primera exhibe publicaciones relacionadas con la infancia y la escuela por ejemplo Billiken y Anteojito, historietas y abundante material infantil.

En la Sala 2 todo lo relacionado al humor gráfico, revistas y láminas de los principales creadores de nuestro país, entre ellos Humor y Satiricón, además de numerosas publicaciones. En la Sala 3 se encuentran las historietas de acción, ciencia ficción, épicas, de distintas editoriales, como Columba, Record, Frontera, etc.

En la Sala 4 están los Clásicos: Mafalda, Clemente, Patoruzú, Isidoro, entre otros; Tradición: un ejemplar del Martín Fierro de 1945 ilustrado por Juan Lamela y láminas de Molina Campos entre muchas otras.

Cristian Acosta, descendiente de familia de artistas, como su padre el afamado vidalero Chichí Acosta y su tío Panchito Ormeño, humorista y cantautor, y sus hermanos, grandes dibujantes, lleva en sus venas la sangre del artista que intenta perpetuarse a través de su obra impulsada con sacrificio y devoción.

Cuando habla de sus muñecos se emociona. Son verdaderas obras de arte realizadas por Gerardo Carpio, artista chileciteño. Con la ayuda del programa Gestionar Futuro, del Ministerio de Cultura de La Nación, se pudo construir Super Hijitus, Inodoro Pereyra y Mendieta, Clemente, Mafalda y Patoruzú. Con ese fondo también se pudo remodelar las salas, enmarcar láminas de más de 100 años, periódicos antiguos y confeccionar urnas de vidrio para proteger material dañado.

El fundador junto a su esposa y a su hijo están a cargo del lugar y reciben a sus visitantes con sencillez y cordialidad.

​ Por iniciativa de un apasionado del humor gráfico, atesora ejemplares antiguos de revistas sobre Patoruzú, Inodoro Pereyra y otras leyendas del popular género  Campo 

Leave a Comment

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *