En la playa​

Diseño nórdico, podría decirse. Si hasta la bolsa con las cosas de la playa hace juego con las discretas, funcionales, estilizadas reposeras. Se acerca el verano en el norte del planeta, y en las playas del Báltico –la escena que aquí se muestra transcurre allí– ya hay adeptos al sol que se le animan a la arena y el agua salada. El formato de la silla es toda una tradición por estas costas: mimbre y lona, rayas verticales que son un sinónimo de verano; superficie para descansar, techo y estructura desde la cual ofrendar el cuerpo, pero también protegerse del viento. Suena a gloria: la calma del océano al fondo, el sol amable, la costa aún no abarrotada de gente, un poco de silencio. La persona de la foto, hundida en el sillón de playa, tiene entre sus manos lo que parece ser un celular. O un E-reader. La dosis justa de soledad nunca excluye presencias digitales.

​ Diseño nórdico, podría decirse. Si hasta la bolsa con las cosas de la playa hace juego con las discretas, funcionales, estilizadas reposeras. Se acerca el verano en el norte del planeta, y en las playas del Báltico –la escena que aquí se muestra transcurre allí– ya hay adeptos al sol que se le animan a la arena y el agua salada. El formato de la silla es toda una tradición por estas costas: mimbre y lona, rayas verticales que son un sinónimo de verano; superficie para descansar, techo y estructura desde la cual ofrendar el cuerpo, pero también protegerse del viento. Suena a gloria: la calma del océano al fondo, el sol amable, la costa aún no abarrotada de gente, un poco de silencio. La persona de la foto, hundida en el sillón de playa, tiene entre sus manos lo que parece ser un celular. O un E-reader. La dosis justa de soledad nunca excluye presencias digitales.  Cultura 

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