Ella tenía el corazón dañado de una relación tóxica, temía volver a confiar en alguien pero un día se despertó: “Soñé con él”​

Juan Bautista (25) es de 9 de Julio, provincia de Buenos Aires. Un amigo era el dueño de Shampoo, un boliche en Recoleta, así que aprovechando la cercanía a la ciudad solía ir mucho con sus amigos.

Micaela (23), es de Palermo, con sus amigas solían ir a Shampoo, todo indica que en más de una ocasión coincidieron en la misma salida, pero nunca se vieron, o tal vez sí pero no lo notaron, aún cupido no se había puesto a trabajar en ellos, porque para todo hay un momento y lugar indicado.

“Mica Shampoo”

El momento elegido fue una noche del año 2017: la noche ya iba llegando a su fin, las amigas de Micaela se fueron a dormir a sus casas y ella se quedó con Agustina, que también era del grupo. Pero no sería por mucho tiempo, Agustina también empezó a sentir el peso del sueño y decidió que ya era momento de marcharse. Micaela aceptó pero antes le pidió dar una vuelta más. El boliche era chico así que la vuelta sería breve, y era parte de la costumbre de ir a bailar, las chicas siempre daban una vuelta para “ver que onda”.

Fue en aquel pequeño recorrido donde cupido disparó y el flechazo fue certero: “Siempre digo que él me agarró, pero la realidad es que no recordamos bien como fue ese encuentro, pero sí me acuerdo que fue cerca de los baños. Hablamos un ratito y nos pasamos los celulares”, recuerda Micaela.

Juan Bautista la agendó como “Mica Shampoo” y así la tuvo durante varios años en su celular.

“Cuando pueda ponerme de novia dejo de venir acá”

Juan Bautista estaba soltero. Micaela también pero con el corazón dañado. A tan joven edad le tocó vivir una difícil relación de la que por suerte pudo salir, era una relación de pareja tóxica con momentos muy duros y situaciones de violencia que desencadenaron en ataques de pánico. “No estaba en momento de conocer a alguien, no me animaba a abrir mi corazón y poder volver a salir herida”, explica Micaela.

Fueron aquellos ataques de pánico y las situaciones vividas los que llevaron a Micaela a pedir ayuda, lo que le pasaba no lo podía solucionar sola y empezó un tratamiento psicológico. Recuerda que le dijo a su terapeuta: “Cuando pueda ponerme de novia dejo de venir acá”. ¿Sería capaz de lograrlo?

Siempre salidas grupales

Después de aquella noche en que se conocieron e intercambiaron teléfonos comenzaron a hablar por WhatsApp durante un tiempo.

Juan Bautista propuso algunas citas que fueron rechazadas por Micaela. Pero él siguió insistiendo y ella un día aceptó: como estudiaba en la UCA, él la pasó a buscar y fueron a comer pastas por un restaurante de la zona. Hablaron toda la noche, lo cierto era que desde el primer momento tuvieron una química perfecta. Aquella noche Juan Bautista la llevó a su casa y en el auto sellaron la salida con su primer beso.

Después de aquella noche siguieron hablando un tiempo largo pero no volvieron a tener citas los dos solos, es que Micaela aún no se animaba y prefería la opción de verse en grupos en alguna previa con amigos e ir a bailar. ¿Qué le pasaba? Tenía miedo, su relación anterior la había dañado seriamente a tan joven edad.

Y así fue como, a pesar de la química evidente que había entre ellos dos, cada uno siguió con su vida.

“Nos encontrábamos”

Cupido sabía que tenía un gran trabajo para unir a esta joven pareja y no se iba a rendir fácilmente. Los chicos empezaron a encontrarse por casualidad en varios lugares, era un plan disimulado del amor.

Un día, Micaela estaba en Mar del Plata con sus amigas y comenzó a hablar de Juan Bautista antes de ir al boliche. Oh casualidad (¿o causalidad?) cuando llegó al lugar se encontró con él cuando ni siquiera sabía que también estaba en la ciudad feliz. “Lo mismo pasó en otros lugares, nos encontrábamos. Siempre pienso que fue el destino el que nos unió y nos iba mostrando que estábamos destinados a estar juntos”, analiza Micaela en retrospectiva.

Un febrero de 2018 Micaela soñó con Juan Bautista. “Lo recuerdo como si fuera hoy, soñé con él y me desperté pensando qué sería de su vida, hacía un tiempito que no hablábamos”, cuenta.

Le escribió, él le respondió que si ella estaba dispuesta él podía ir para Buenos Aires. Con todos los nervios posibles Micaela le dijo que sí y se juntaron a tomar unos mates con facturas. “La sencillez, la simpleza, la posibilidad de hablar y el tipo de conversación fueron cosas que hasta el día de hoy hace que lo siga eligiendo día a día. Ese encuentro fue mágico, una conexión hermosa”, admite Micaela. A partir de ahí comenzaron a salir más seguido, en mayo se pusieron de novios y sí, Micaela dejó de ver a su psicóloga.

“Me va a costar, acompañame”

Durante casi cinco años tuvieron una relación a distancia dónde ambos iban y venían.

Él trabaja en el campo, ella es docente y psicopedagoga, “una profesión más trasladable que el campo” como explica Micaela. Una vez, en su primer año de novios estaban en una cervecería en Recoleta y dijeron “cuando me reciba de Licenciada en Psicopedagogía nos vamos a vivir juntos”, y así fue, hace dos años Micaela decidió irse a vivir con Juan Bautista a 9 de Julio, tienen muchos proyectos y sueños juntos.

A Micaela volver a confiar no le fue fácil. “Le conté todo casi al principio, mirá que vengo con esto, me va a costar, acompañame. Fue muy lindo, cada tanto sale el tema, él me pregunta y lo hablamos. Como toda pareja tenemos lo nuestro, momentos más lindos y más duros, pero una relación muy linda donde nos queremos mucho y apostamos a un futuro juntos”, concluye Micaela.

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