El mensaje final de Kamala Harris: un llamado a “dar vuelta la página” a Trump, a quien llamó tirano y aspirante a dictador​

WASHINGTON.- Kamala Harris subió al escenario con la canción “Freedom” de Beyoncé retumbaba en los parlantes de fondo, caminó hacia el atril, saludando a las 75.000 personas que se habían arrimado al Mall de Washington –la multitud más grande que vio en toda su campaña– y desplegó su alegato final para cortejar a los votantes indecisos, o a los que aún dudan en ir a vitar: una ofensiva sin cuartel contra Donald Trump, a quien llamó un “tirano mezquino” y un “aspirante a dictador”.

“No es un candidato a presidente que esté pensando en cómo mejorar su vida. Es alguien inestable, obsesionado con la venganza, consumida en agravios y en busca de un poder sin límites. Donald Trump ha pasado una década tratando de mantener al pueblo norteamericano dividido y temeroso de los demás”, fustigó Harris de entrada, apenas arrancó su mensaje. “Eso es lo que él es, pero, Estados Unidos, estoy aquí esta noche para decirles que eso no es lo que somos”, cerró.

Ante la mayor multitud de toda su campaña, Harris llamó a “dar vuelta la página” al buscar en cada línea de su discurso marcar un contraste nítido con Trump y la política actual, un último intento de su campaña por sumar votos en una de las elecciones más reñidas que se recuerden en Estados Unidos. Durante gran parte de su discurso, Harris dejó de lado el mensaje de alegría y esperanza que intentó imprimirle a su candidatura al inicio de su carrera por la Casa Blanca, y se concentró en lanzar golpe tras golpe contra Trump, presentándose como una presidenta que gobernará para todos con sentido común, un símbolo de “una nueva generación de liderazgo”.

“No creo que las personas que no están de acuerdo conmigo sean el enemigo”, dijo la vicepresidenta. “Él quiere ponerlos en la cárcel. Yo les daré un lugar en la mesa”, remarcó.

El hilo conductor del mensaje final de Harris a los votantes fue ese contraste con Trump, mechado con algunas de sus propuestas de campaña para apuntalar la compra de viviendas, la apertura de nuevos negocios, bajar los precios, mejorar el acceso a la salud, garantizar el acceso al aborto o promover una reforma migratoria, una promesa añeja de los candidatos demócratas desde Barack Obama que ninguno ha podido cumplir. Respecto de cada tema, Harris se preocupó por marcar diferencias, intentando mostrarse como la cara de una nueva forma de hacer política.

“Como estadounidenses, nos levantamos y caemos juntos. Estados Unidos, durante demasiado tiempo nos ha consumido demasiada división, caos y desconfianza mutua. Y puede ser fácil olvidar una verdad simple: no tiene por qué ser así, no tiene por qué ser así”, dijo. “Tenemos que dejar de señalarnos con el dedo y empezar a unir fuerzas”, abogó.

“¡Ka-ma-la!¡Ka-ma-la!”, bramó la multitud cuando Harris avanzó hacia el atril. Fue la mayor multitud de toda su campaña, una verdadera marea humana que cubrió el Mall alrededor del monumento a Washington y una parte del Ellipse, un prado de césped al sur de la Casa Blanca. Mucha gente incluso no logró escuchar el mensaje claramente porque quedó muy alejada de los parlantes montados alrededor del escenario y en el Mall. En la multitud se vio gente de todas las edades, incluidas familias enteras con chicos o bebés, y muchas mujeres. Hubo también, manifestantes propalestinos que exigieron un cese al fuego en el conflicto en Medio Oriente entre Israel y Hamas.

El sitio escogido por la campaña no fue casualidad. Desde ese mismo lugar, Trump dio su discurso el 6 de enero de 2021 que fue un prólogo del asalto trumpista al Capitolio, ampliamente visto como el peor ataque a la democracia de Estados Unidos en la era moderna. Harris recordó ese ataque apenas comenzó a hablar, al plantear la elección como una decisión entre un país “arraigado en la libertad” y otro dominado por “la división y el caos”.

“Sabemos quién es Donald Trump. Es la persona que se paró en este mismo lugar hace casi cuatro años y envió una turba armada al Capitolio de los Estados Unidos para anular la voluntad del pueblo”, dijo Harris. El público le respondió con un fuerte abucheo.

De allí en más, Trump fue el personaje central del mensaje de la vicepresidenta. Dijo que quiere eliminar la reforma de salud que implementó Obama, que quiere darle recortes impositivos a los más ricos y a las empresas, que quiere recortar Medicare, el programa de salud federal para los ancianos, y las jubilaciones, que quiere prohibir el aborto en todo el país, que muestra desprecio por “los héroes de la nación, los llama perdedores y tontos”, y que los autócratas del mundo como Vladimir Putin en Rusia y Kim Jong-un en Corea del Norte quieren que gane.

Harris dejó su ataque más frontal para el final de su mensaje. Al hablar de los padres fundadores y de la promesa de Estados Unidos y la importancia de la libertad, uno de sus mensajes centrales, afirmó: “No lucharon, se sacrificaron y dieron sus vidas solo para vernos ceder nuestras libertades fundamentales. No lo hicieron solo para vernos someternos a la voluntad de otro tirano mezquino”, afirmó. “Esto es Estados Unidos de América –cerró, antes de despedirse– no somos un vehículo para los planes de un aspirante a dictador”.

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