El gobierno de Macron entra en un interinato mientras siguen las maniobras por definir la próxima mayoría en Francia
PARÍS.– El presidente francés, Emmanuel Macron, aceptó la renuncia del primer ministro Gabriel Attal y de todo su gabinete, que a partir de ahora aseguran “el tratamiento de los asuntos corrientes hasta el nombramiento del nuevo gobierno”, según anunció el Palacio del Elíseo en un comunicado.
“A fin de que este período concluya lo más rápidamente posible, corresponde a las fuerzas republicanas trabajar juntas para construir una unión en torno a proyectos y acciones al servicio de las francesas y los franceses”, afirmó la sede de la presidencia.
Punto final pues para el gobierno Attal. Una semana después de haber presentado una primera vez su dimisión a Macron, el primer ministro la vio esta vez aceptada, tras haber pasado 189 días en el llamado Hôtel de Matignon, sede del gobierno. Fue el segundo mandato más corto de la Quinta República –fundada en 1968–, después del socialista Bernard Cazeneuve.
Tras la disolución de la Asamblea Nacional y unas elecciones legislativas que vieron al campo presidencial llegar en segunda posición, Attal fue mantenido en supuesto por el jefe del Estado, bien decidido a imprimir su marca en el tempo de esta secuencia poselectoral. Agradeciéndole por haber liderado las “campañas de las elecciones europeas y las legislativas”, el presidente había pedido a su premier que permaneciera en funciones para garantizar “la estabilidad del país”.
Pero esta vez había urgencia. Si bien Macron aún no ha conseguido reunir un número suficiente de fuerzas políticas moderadas, tanto de izquierda como de derecha, para formar una eventual coalición, ya sea de gobierno como de proyectos, Attal, reelegido diputado en las recientes legislativas, así como muchos de sus ministros, no podía entrar en la Asamblea antes de que su renuncia hubiera sido aceptada por el jefe del Estado. De ahí la aceptación presidencial y la transición hacia un “gobierno dimisionario”, que podría permanecer en ejercicio durante “varias semanas”, según explicó el mismo Attal en televisión.
Reelegido diputado de Hauts-de-Seine 7 de julio, Attal también fue elegido presidente del grupo Renacimiento –llamado a partir de ahora “Juntos por la República”– por los diputados de su partido el 13 de julio. Como otros 16 ministros en su misma situación, solo podría ocupar su banca y ejercer sus nuevas funciones a partir del momento en que el presidente hubiera aceptado su renuncia y la de su equipo.
Esa dimisión permitirá a Attal y a los diputados del bloque presidencial participar mañana en la elección de la presidencia de la Asamblea Nacional, día de apertura de la XVII legislatura. Y en momentos en que nadie sabe cuánto tiempo el gobierno saliente estará encargado de ocuparse de los “asuntos corrientes”, la cuestión de la incompatibilidad entre la función de diputado y de ministro –dimisionario– alimenta el debate de los constitucionalistas.
Disposiciones
El artículo 23 de la Constitución francesa dispone que “las funciones de miembro del gobierno son incompatibles con el ejercicio de todo mandato parlamentario”, señala la especialista Anne-Charlène Bezzina, de la Universidad de Rouen.
“En consecuencia, que alguien pueda ocupar su banca el día después de su renuncia del gobierno, no es un problema. Por el contrario, permanecer en el gobierno después de dimitir, me parece un poco más complicado”, agrega.
“Se trata de una situación transitoria que no tiene límites, según la Constitución. Concretamente, el gobierno solo estará encargado de ocuparse de los asuntos corrientes y, naturalmente, tomar decisiones en caso de necesidad para proteger a los franceses. Pero de ninguna manera podremos tomar iniciativas o lanzar nuevos proyectos”, explicó el mismo Attal. Todas esas reflexiones jurídicas no parecen molestar demasiado a los franceses, que señalan a Attal como el preferido entre todas las personalidades políticas para “sucederse a sí mismo” como jefe del futuro gobierno. Una posibilidad desechada por el interesado, que tiene la intención de iniciar, junto a su grupo parlamentario, un “profundo trabajo de reflexión y de acción para dar respuesta a las inquietudes de los franceses, desde las filas de la Asamblea Nacional”.
“Encuentro el espectáculo actual desolador”, dijo refiriéndose a las disputas partidistas interminables en torno a una u otra personalidad el eventualmente candidato a primer ministro. “Se habla de personas y de aparatos. Importan los partidos antes que los franceses. Mi deseo es que podamos trabajar con la derecha republicana y la izquierda social y democrática. Ahora lo haré mucho más libremente, pues no tengo ninguna intención de ser el próximo primer ministro”, aseguró.
Attal fue nombrado premier el 9 de enero pasado, tras la renuncia de Elisabeth Borne después de la adopción de la ley sobre inmigración y la fuerte agitación en el seno de la mayoría, que le criticó haber aceptado medidas de derecha dura, incluso de ultraderecha, para hacer votar el texto. Con solo 35 años, se convirtió en el primer ministro más joven de la historia republicana, récord hasta ese momento mantenido por Laurent Fabius, nombrado por el presidente socialista François Mitterrand a los 37 años.
Un ascenso fulminante para quien habían entrado en octubre de 2018 al gobierno como secretario de Estado del ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, durante el gobierno de Edouard Philippe. En 2020, fue propulsado vocero del premier Jean Castex, antes de pasar al ministerio de Economía, como ministro a cargo de las Cuentes Públicas. Durante la reestructuración gubernamental de julio de 2023, fue nombrado ministro de Educación.
El presidente aceptó la renuncia del premier Attal y de todo su gabinete, que seguirá momentáneamente ocupándose de “asuntos corrientes” El Mundo
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