El empantanamiento de los pliegos de Lijo y García Mansilla abre un debate en el Gobierno sobre cómo negociar​

En la Casa Rosada están convencidos de que los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla para ocupar sendos lugares en la Corte Suprema de Justicia son los que deberán salir aprobados del Senado de la Nación y para eso analizan alternativas para destrabar las negociaciones por ellos, tras el empantanamiento de las últimas semanas.

En el medio se abren distintas lecturas sobre cómo deben ser esas negociaciones en las que un ala se muestra más intransigente y la otra, más inclinada a la negociación. Siempre bajo la premisa de que la situación debería estar resuelta para diciembre, mes en el que, de no mediar cambios, el máximo tribunal del país quedará con tres miembros. “Estamos trabajando día a día para avanzar”, dicen fuentes oficiales.

Por lo pronto, y mientras se trabaja en las nuevas alternativas para “desempantanar la situación”, un sector más cercano al área que responde al estratega Santiago Caputo, considera que hasta tanto no se destraben las negociaciones por Lijo y García Mansilla, no se deben mandar los 144 pliegos de jueces nacionales y federales, fiscales y defensores que deben ir en busca de acuerdo a la Cámara Alta.

En cambio otro sector, de corte más técnico, considera que ambos temas deben ir “por cuerda separada”. “Estamos trabajando para enviar los pliegos, sin perjuicio de los jueces de la Corte”, dicen desde ese sector en off.

Ambas miradas apuntan a mantener viva la negociación para los pliegos de la Corte, aunque por vías distintas. Detrás de esos candidatos a ocupar distintos juzgados, fiscalías o defensorías hay gobernadores y senadores interesados en que salgan y por ende, que podrían eventualmente ayudar a destrabar las negociaciones para que Lijo y García Mansilla, lleguen al cuarto piso del Palacio de Tribunales.

En Casa Rosada, donde insisten en la estrategia que “serán los dos o no será ninguno” para hablar de lo que pase con el futuro de Lijo y García Mansilla, afirman que la estrategia final para destrabar los pliegos saldrá del viceministro de Justicia, Sebastián Amerio, y del propio presidente, Javier Milei.

Amerio, hombre del riñón del estratega Santiago Caputo, fatigó durante los últimos meses, largas horas en el despacho del jefe del bloque libertario, Ezequiel Atauche, para sumar firmas en la comisión de Acuerdos. Según fuentes del oficialismo, el pliego de Lijo llegó a sumar siete de las nueve firmas que necesita para pasar a la votación en el recinto, mientras que el de García-Masilla cosechó varios avales menos. Sin embargo el punto fuerte es garantizar los 48 votos en el recinto, donde saben que no tendría sentido llevarlos si no están garantizadas esas voluntades.

“No sería sano que en diciembre la Corte quede con tres miembros”, coinciden en Casa Rosada sobre lo que podría ser la composición del máximo tribunal del país. Para entonces, la Corte, que hoy tiene cuatro de cinco miembros, quedaría con tres luego de que, al cumplir 75 años el 29 de ese mes, se retire como indica la ley, Juan Carlos Maqueda. Para la vacante del cordobés, está previsto que llegue García Mansilla, para la de Elena Highton de Nolasco, que renunció en septiembre de 2021 el Gobierno quiere que llegue Lijo.

De no haber novedades para diciembre, máximo tribunal quedaría compuesto por Horacio Rosatti -que esta semana fue reelecto como presidente de la Corte-, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti. Este último -que se abstuvo de revalidar a Rosatti y está en minoría dentro del tribunal, es el principal promotor de la candidatura de Lijo, según reconoció el propio ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona

Pese al empantanamiento de las negociaciones oficiales por ambos pliegos, en Gobierno aseguran que las conversaciones extraoficiales siguen vigentes. En ese mismo sentido también leyeron con buenos ojos el comunicado de la Unión Cívica Radical (UCR) en el que pidieron por una mujer en la Corte, en post de que se respete el cupo de género. “No dijeron que no a Lijo”, leyeron en Balcarce 50 con optimismo. Tanto el de cupo, una palabra que irrita en las filas libertarias, como la posible ampliación de la Corte son dos de las alternativas que se barajan en post de negociar con los distintos sectores de la oposición por los pliegos. Si bien se muestran abierto a eso, aseguran que primero deberán estar los votos para los candidatos propuestos.

En el caso del aumento de miembros del máximo tribunal hay un proyecto en Diputados, que cuenta con la aprobación del Senado, que eleva a 15 el número de jueces. Sin embargo, el Gobierno pretendería una Corte de nueve magistrados, cifra que impuso Carlos Menem y que fue reducida a los cinco actuales en los albores del kirchnerismo.

Por lo pronto, y mientras debaten cómo seguir, en el Gobierno suelen recordar que a Mauricio Macri le llevó casi siete meses que se aprueben a sus candidatos (Rosatti y Rosenkrantz) después del intento frustrado de meterlos por decreto. Y en esa línea también lamentan “la falta de un (Miguel Ángel) Pichetto, que te ordenaba la tropa”, en referencia al hoy diputado y por entonces senador.

​ Hay un sector interno que amenaza con frenar el envío de los 144 jueces postulados hasta que no se destraben los casos de los postulantes a la Corte; consideran “inviable” que quede con tres miembros desde diciembre  Política 

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