El arte del vuelo​

Antes de nadar, volar. Los participantes de la competencia de 400 metros en estilo libre en el FMC Natatorium de Westmont, Estados Unidos, viven su instante de gracia. Vendrá, inmediatamente después, la adrenalina de la carrera, el goce indescriptible de ese otro vuelo, el del cuerpo que avanza –liviano, preciso, veloz– a través del agua. No son pocos los latinoamericanos que forman parte de este evento, una iniciativa habilitada por World Aquatics para realizar marcas para los próximos Juegos Olímpicos. Al ver ahora a los nadadores, capturados por la cámara, vuelve la vieja idea: el deporte, sus rituales, las mil y una variantes de tantas disciplinas, son otro de los modos del arte. La competencia es lo más evidente aunque, también, lo menos sustancial. Aquí lo trascendente son los cuerpos puestos al servicio del movimiento, la belleza, la búsqueda inherente a toda práctica.

​ Antes de nadar, volar. Los participantes de la competencia de 400 metros en estilo libre en el FMC Natatorium de Westmont, Estados Unidos, viven su instante de gracia. Vendrá, inmediatamente después, la adrenalina de la carrera, el goce indescriptible de ese otro vuelo, el del cuerpo que avanza –liviano, preciso, veloz– a través del agua. No son pocos los latinoamericanos que forman parte de este evento, una iniciativa habilitada por World Aquatics para realizar marcas para los próximos Juegos Olímpicos. Al ver ahora a los nadadores, capturados por la cámara, vuelve la vieja idea: el deporte, sus rituales, las mil y una variantes de tantas disciplinas, son otro de los modos del arte. La competencia es lo más evidente aunque, también, lo menos sustancial. Aquí lo trascendente son los cuerpos puestos al servicio del movimiento, la belleza, la búsqueda inherente a toda práctica.  Cultura 

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