Después de 31 años: se retira uno de los dirigentes más poderosos de la agroindustria y deja una advertencia sobre la situación actual

Después de 31 años al frente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), Roberto Domenech anunció su salida. El empresario dejó una huella en la industria avícola argentina, desde la defensa del sector ante los desafíos internacionales hasta el desarrollo de vínculos con el Estado y otros actores productivos a nivel nacional e internacional.
El pasado 2 de julio, en el Día de la Avicultura Argentina, fue homenajeado ante cientos de productores y empresarios de la actividad, en un evento que se realizó en el Centro Costa Salguero. “El mayor capital que dejo es la confianza que supimos construir. Somos un sector confiable, tenemos el compromiso de los representantes del sector, es absolutamente creíble. No es sencillo conseguir eso: ganarse la confianza lleva 32 años y perderla la perdés en un minuto entonces”, precisó. En el escenario le recomendó a los empresarios “cuidar el sector”.
La decisión de su retiro la tomó hace dos años. No obstante, no fue sino hasta ahora que marcó su despedida formal de la institución que presidió desde 1994. Domenech está vinculado a la industria avícola desde 1963. Según reveló, en la cámara comenzó tras haber sido secretario bajo las gestiones de Joaquín de Grazia, dueño de Granja Tres Arroyos, y Domingo Lopardo, quien fue propietario de Serviave. Ambos estuvieron a cargo del CEPA. Queda como director ejecutivo Carlos Sinesi. El nuevo presidente se conocerá el 31 de julio.
“Cumplo 80 y me voy y los cumplí en mayo de este año”, contó Domenech que fueron las palabras que les dijo a los integrantes de CEPA hace un tiempo. “Me voy con el orgullo de haber trabajado con todos los presidentes, ministros de Economía y secretarios de Agricultura, y que la mayoría de ellos escucharon los discursos por la situación de la avicultura y luego nos llamaron y nos concedieron cosas muy importantes que hicieron al sector”, relató.
“Hay que hacer un esfuerzo muy grande para impulsar y hoy no tengo fuerza para remar de nuevo. Esta es la realidad. Hoy veo que estamos en un tiempo de recambio mental. Yo viví los 90 y esto se parece mucho. No me gusta remar de vuelta: no tengo fuerzas para remar otra vez. Hasta acá se vienen dando los mismos pasos, lamentablemente”, explicó. “Falta que explote la desocupación, que es por donde se puede comenzar a dar”, advirtió.
La trayectoria de Domenech es también la de un sector que se consolidó como uno de los pilares de la alimentación en la Argentina, dado que, dijo, producen una proteína al alcance de los bolsillos. “Llevo 62 años en la avicultura: la mitad aprendiendo, la otra mitad devolviendo al sector”, resumió. Bajo su gestión, CEPA se posicionó como una voz sólida y técnica en la interlocución con gobiernos de todos los signos políticos.
Entre los hitos que destacó se encuentran la denuncia por dumping contra el pollo brasileño en los años ‘90, que permitió proteger la producción local, la negociación con los gobiernos anteriores sobre “precios cuidados” en contextos de congelamiento y crisis, y el acceso a financiamiento clave como los créditos del Bicentenario.
Vale recordar que Domenech también vivió el Estado desde adentro: fue subsecretario de Políticas Agropecuarias y Alimentos durante el gobierno de Eduardo Duhalde. “Fue la mayor experiencia para entender cómo funciona la administración pública. Ahí entendí que para pedir políticas hay que tener proyectos, no problemas particulares. Esa frase me la reconoció el propio Lavagna”, recordó.
Su visión estratégica también se expresó en el posicionamiento del CEPA en espacios de mayor escala. Resulta que CEPA forma parte de la comisión directiva de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL), Maizar y el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA); años atrás participó de la Unión Industrial Argentina (UIA), aunque aclaró que no es el lugar para los agronegocios. “Hay que estar. Hay que trabajar. Hay que saber”, enfatizó.
Esa participación fue clave para fortalecer la institucionalidad del sector, una de las banderas que Domenech defendió con firmeza: “No hace falta exagerar los reclamos ni sobreactuar. La fuerza está en ser razonables. Eso nos permitió tener credibilidad y ganar espacio en momentos difíciles”.
Si bien ahora se retirará formalmente del mando del CEPA, contó que no se alejará del todo. Planea seguir acompañando al sector como parte de un consejo consultivo informal con los empresarios más cercanos. “Vamos a seguir. Cuando me llamen, voy a estar. Hay cosas que no pueden seguir sucediendo, y otras que directamente hay que empezar a hacerlas”, expresó.
A la hora de sintetizar su legado, Domenech no dudó en mencionar el “trabajo permanente”, “las relaciones construidas, proyectos sostenidos, y sobre todo la confianza”. Según dijo, eso no se hereda, sino que se construye día a día, y “se puede perder en un minuto”.
Se trata de Roberto Domenech, que deja el Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA); “yo viví los 90 y esto se parece mucho. No me gusta remar de vuelta: no tengo fuerzas para remar otra vez”, dijo Campo
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