Decapitan una polémica escultura de la virgen María dando a luz, que había sido considerada “sacrílega”​

Una escultura que representa a la Virgen María dando a luz a Jesús fue destruida pocos días después de que fuera expuesta en una catedral en el norte de Austria y generó críticas de algunos católicos que la habían considerado como sacrílega.

“La cabeza de la Virgen María fue cortada la madrugada del lunes en un acto de vandalismo”, dijo la diócesis católica de Linz en un comunicado. La obra, titulada Coronación de la artista austriaca Esther Strauss, ya no está a la vista y el incidente ha sido denunciado a la policía. Johann Hintermaier, vicario episcopal de educación, arte y cultura, pidió disculpas a quienes la pieza pudo haber ofendido, pero denunció “en los términos más enérgicos posibles este acto de violencia y destrucción”, calificándolo de “ataque a la libertad artística”. Strauss dijo que el vándalo “actuó de manera muy brutal”.

“Para mí, esta violencia es una expresión del hecho de que todavía hay personas que cuestionan el derecho de las mujeres a sus propios cuerpos”, se lee en el comunicado de la diócesis. Los organizadores de una petición online con más de 12 mil firmas, que exigía el retiro de la escultura, aseguraron que el nacimiento de Jesús se considera sagrado y una representación tan explícita “destruye precisamente este carácter sagrado”.

La Coronación se pudo ver en la Catedral de Santa María el 27 de junio como parte de un proyecto más amplio que analiza los roles de las mujeres y la igualdad de género en honor al centenario de la consagración de la catedral, dijo la diócesis. Desarrollada específicamente para el espacio, la escultura hacía referencia a un pesebre en la catedral creado por Sebastian Osterrieder. Pretendía mostrar el nacimiento de Jesús desde una perspectiva feminista, según el sitio web de la diócesis. Después del incidente, Alexander Tschugguel, un católico tradicionalista y activista conservador austríaco conocido por arrojar estatuas de la deidad andina Pachamama al río Tíber, celebró la destrucción de la escultura y calificó la obra de “blasfema” en una publicación en las redes sociales.

Tschugguel también compartió una declaración que, según él, era del perpetrador del ataque, en la que dijo que intentó sin éxito ponerse en contacto con la diócesis para expresar su desaprobación. “En vista de esta caricatura abominable y blasfema, se requería una acción urgente y decisiva”, expresaba el comunicado.

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Strauss no es la primera artista contemporánea que enfrenta controversia por una interpretación actual de una figura bíblica. En 1999, el entonces alcalde de la ciudad de Nueva York, Rudy Giuliani, amenazó con rescindir el contrato de arrendamiento del Museo de Brooklyn por exhibir un retrato de Chris Ofili de la Virgen María manchado con estiércol de elefante. A principios de este año, más de 22.000 personas firmaron una petición en protesta por lo que consideraban una pintura “homoerótica” de Jesús encargada para celebrar la Pascua en la ciudad española de Sevilla.

La obra de Strauss se aleja significativamente de las imágenes tradicionalmente asociadas con la Virgen María, a quien se ve más comúnmente siendo visitada por el ángel Gabriel, sosteniendo al niño Jesús o inmersa en oración. Coronación, por el contrario, la muestra en medio del parto. “La mayoría de las imágenes de la Virgen María fueron elaboradas por hombres y, por lo tanto, a menudo han servido a intereses patriarcales”, sostuvo Strauss. En este trabajo, añadió la artista, “María recupera su cuerpo”.

Martina Resch, teóloga de la Universidad Católica Privada de Linz y una de las organizadoras de la exposición, destacó que los visitantes conocieron la escultura “con mucha delicadeza”. Cuando entraron a la habitación, vieron por primera vez la espalda de María y “tuvieron que acercarse a ella y encontrar su propia perspectiva”.

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