Dalma Maradona, su regreso al teatro, el millón de dólares que rechazó Diego, las “apariciones” de su padre y el juicio

Al final las tragedias no mejoran a nadie. Una buena reflexión para punto de partida de una charla. Y un acertado título para la pieza, escrita y dirigida por Julieta Cayetina, que coprotagoniza Dalma Maradona, junto a Miriam Odorico y Graciela Stefani en la sala mayor de Timbre 4.
“La frase tiene muchas lecturas y disparadores”, reconoce “la hija de Dios”, según reza el saber popular y un unipersonal biodramático que ella misma protagonizó hace algunos años, con dramaturgia y dirección de Érica Halvorsen.
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Dalma Maradona llega a la entrevista con LA NACION luego de varios llamados de disculpas debido al caótico tránsito en el barrio de Belgrano en una tarde de fútbol, vaya paradoja, en el estadio de River Plate, bien alejado del xeneize de sus amores por herencia y convicción. Tal la ebullición futbolera que hasta hubo que modificar el lugar del encuentro sobre la marcha.
La actriz se apersona en Barrancas de Belgrano para realizar la sesión de fotos que ilustra esta entrevista y, en pocos segundos, emerge el ritual cotidiano para ella, realmente impactante para los que oficiamos de testigos.
Un hombre frena su andar, baja de su bicicleta, hurga en su billetera y le ofrece una estampita. El objeto venerado no reproduce la imagen de ningún santo. Pica más alto, va en busca de ese Dios pagano consagrado como Diego Armando Maradona. “Me protegió siempre, pero me gustaría regalártela”. Dalma acepta gustosa y también comparte la consabida selfie.
Serán unos cuantos los que, al descubrirla, irán en busca de ese testimonio que eternizará el momento. “Me sucede permanentemente, mucha gente lleva la foto de mi papá en su billetera”.
Memorial
-¿Cómo avanza la instalación del Memorial detrás de Plaza de Mayo donde descansarán los restos de tu papá?
-Con todo lo que sucedió con el juicio, cualquier otra cosa se vio opacadísima. El Memorial es importante, pero la cuestión judicial es más inmediata. El juicio está en primer plano.
El 29 de mayo, luego de dos meses de exposiciones y declaraciones de alrededor de 40 testigos, el juicio que buscaba esclarecer las causas del fallecimiento de Diego Armando Maradona y establecer responsabilidades entre el círculo que lo acompañaba en esos días finales, fue declarado suspendido. Esto se debió a la posible participación de una de las magistradas en un film documental con intenciones de mostrar la intimidad de ese proceso.
“Lo que sucedió con la jueza (Julieta Makintach) nadie lo esperaba, no hay antecedentes de que haya pasado algo igual, es una locura”. No sólo el Memorial vio postergado su emplazamiento, sino también la puesta en marcha de la Fundación Diego Maradona.
“Fuimos a declarar. Giani [Gianinna Maradona] estuvo diez horas y yo cinco o seis. Todavía no tiene fecha el nuevo juicio, es volver a empezar”.
-Implica reavivar el dolor.
-Es terrible.
-¿Tendrán que volver a prestar testimonio?
-No lo sabemos, quizás, como el juicio anterior estuvo grabado, pueda ser tomado en cuenta o, de lo contrario, volver a ser convocadas para dar testimonio. No lo decidimos nosotras. Todos quedamos en stand by.
La Fundación Diego Maradona tendrá como presidenta a Dalma Maradona: “La idea es que sea una fundación real, que pueda ayudar a los demás. De lo contrario, no tendría sentido hacerlo”.
-¿Alguna medida puntual con la que comenzaría la actividad?
-La idea es empezar por el hospital de Lanús, donde nació mi papá, y trabajar en la zona de Villa Fiorito. En un comienzo, pensábamos arrancar haciendo algo en relación al deporte, pero hay una realidad prioritaria.
-¿Cuál?
-Muchos chicos no comen, entonces no pueden hacer deportes, así que la idea es apuntar a las necesidades básicas. El deporte es importante, saca a los pibes de un montón de situaciones, pero hay algo que está primero y es comer. Hay tanta gente que quiere colaborar que no puede fallar, pero, hoy por hoy, el juicio ocupa todo.
-¿Visitás a tu papá?
-Sí, claro. Antes iba todos los miércoles, antes de la radio, pero no me resultó, porque llegaba al programa desfigurada, así que empecé a ir los fines de semana. Muchas veces voy sola o con Giani y mi mamá. La última vez lo llevamos a Benja (Benjamín Agüero, hijo de Gianinna Maradona y el Kun Agüero), pero nos dijimos que nunca más lo íbamos a hacer, fue durísimo. De todos modos, me gusta ir.
-¿Pueden ingresar los fanáticos de tu padre al lugar?
-No, es un cementerio privado. Hay gente muy buena, pero también están los que pueden hacer una maldad. Tenemos que pensar en él, resguardarlo, por eso hay cámaras por todos lados. Muchas veces, nos cruzamos con gente que le quiere dejar una flor y no tenemos problema.
Buscando que no haya restricciones en la veneración, es clara: “Siendo tan del pueblo, queremos que descanse en el Memorial“.
Dalma vio las imágenes de Diego Maradona, en su estado terminal, que se exhibieron en el juicio oral, algo que potenció el dolor y la tragedia. “Van a ser cinco años y no hay una respuesta. La gente me dice ´si esto sucede con Maradona, imaginate lo que debe pasar con personas que no son conocidas´”.
Esperanzada, confía en la realización definitiva del proceso que juzgue y determine responsabilidades en torno a la muerte del futbolista más famoso del mundo: “Hay tantas pruebas sobre desprolijidades que creo que, en algún momento, se hará Justicia. No estamos solas, mucha gente pide esa Justicia”.
Luego del fallecimiento de Diego Maradona -acontecido el 25 de noviembre de 2020-, algunos de los acusados le escribieron a Dalma Maradona: “Nunca les contesté”.
-Cuando te enteraste que una jueza estaría realizando un posible documental, ¿qué pasó por tu cabeza?
-Nos llamó (Fernando) Burlando -abogado de la familia- contándonos sobre una situación y le respondimos que no podía ser. A los dos días, volvió a insistir y nosotras seguíamos descreyendo. Finalmente, nos mandó las imágenes y le pedimos disculpas a por no creerle.
-En el juicio, ¿veían cámaras rodando un documental?
-No, para nada. En esa situación, lo único que una mira es a los jueces.
-Además, imagino que el estado de shock incide en la percepción del entorno.
-Alguna vez fue mi marido y no tengo registro de haberlo visto.
En torno a la presencia de la prensa y el abordaje periodístico al ingreso y salida del tribunal de San Isidro, sostiene que “uno tiene que entender el trabajo de los demás, aunque estés pasando el momento más doloroso de tu vida”.
Se dice de mí
-¿Por qué no participás más en el espacio de streaming Ángel responde?
-En un principio, Ángel (de Brito) me convocó para hacer comentarios de cine o teatro, pero el programa se fue pareciendo más a LAM (América) y yo no sé nada de chismes, no conozco ni a los participantes de Gran hermano, era estar en un lugar que podía ocupar alguien que lo podría hacer mucho mejor. A Ángel (de Brito) lo quiero un montón y me entendió.
-Entonces, no formarías parte del panel de LAM.
–No sirvo para eso. Sufro cuando se dicen cosas sobre mi familia, así que no puedo hacer lo mismo que padezco, no me saldría.
-¿Qué fue lo más insólito que escuchaste sobre vos o tu familia?
-Una vez, alguien, no importa quién, porque ya nos amigamos, dijo “Dalma Maradona está embarazada”. Le respondí que no era así, pero insistía, me contestaba que tenía sus fuentes.
-No le creía a la protagonista de la posible situación.
-Era una locura que me discutieran mi propio embarazo al aire. Esas cosas pasan, pero aprendí a relajarme. Mi mamá me enseñó que no hay que salir a explicar algo que el otro no quiere entender, porque se transforma en una conversación de locos. Por otra parte, a mucha gente le sirve porque con eso hace un programa, pero yo termino triste, encerrada en mi casa con mis hijas.
-¿Le reprochabas a tu padre que, con sus dichos, generara algunas polémicas?
-No se trataba de reproches y, más allá de si lo que él decía estaba bien o no, trataba de explicarle que todo lo que comentaba generaba consecuencias que me las “fumaba” yo en el colegio o en un boliche.
-¿Qué te respondía?
-“No puedo”.
-Cualquier mortal recuerda a sus padres con fotografías, objetos y poco más. En tu caso, la presencia es exponencial.
-Todo el tiempo está presente. Salgo a la calle y lo veo en murales, calcos en los autos.
-O personas que te muestran “estampitas”.
-Sucede permanentemente, pero no me molesta para nada.
-¿Lo soñás?
-No lo sueño, pero me encantaría. Está muy cerca de mí, lo siento.
Se toca el pecho simbolizando esa conexión. “Me han pasado cosas muy locas y mágicas”.
-¿Por ejemplo?
-Cuando Boca Juniors le hizo el homenaje, Gianinna estaba rota, no podía estar allí. En un principio, yo también me negué, era algo muy doloroso, pero, finalmente, sentía que tenía que estar. Me acompañó mi marido y, en el viaje, sentía que no me mantenía de pie. “¿Qué estoy haciendo?”. Pero tampoco podíamos dejar vacío ese palco tan simbólico. En ese camino hacia La Boca, mirando hacia arriba, lo vi en las nubes.
La imagen dibujada en el firmamento quedó inmortalizada en una fotografía que ella misma tomó. “Cuando la muestro, todos lo ven. Es una imagen privada que muestro, pero no exhibo públicamente”.
-¿Alguna otra manifestación por fuera de la lógica de la razón terrenal?
-Le hablo y lo tengo cerca todo el tiempo.
-¿Qué es el dinero?
-Una vía para hacer lo que uno quiere. Me gusta irme de viaje y comprarles cosas a mis hijas, pero no es la prioridad. Obviamente, es fácil decirlo si uno tiene dinero. Claramente, no es lo más importante de mi vida. Lo he comprobado. Podés poseer toda la plata del mundo y no tener a la gente que querés. Entonces, la plata pierde valor absoluto.
Mamá
Hace seis años que no se sube a un escenario. La última vez fue cuando cursaba el sexto mes de embarazo de Roma, su primera hija. Años después nació Azul, la menor del matrimonio conformado por la actriz y Andrés Caldarelli, con quien se casó por Civil el 23 de marzo de 2018.
“Me ofrecían obras para hacer de miércoles a domingo, pero siendo mamá de nenas tan chicas, me resultaba imposible”, argumenta, justificando su prolongada ausencia del medio teatral donde fue parte de piezas como Fuimos todos o Taxi 2.
“Tenía muchas ganas de volver a hacer teatro, pero tampoco me quería comprometer a algo de mucha carga horaria que me angustiara por no poder estar con mis hijas a la noche para bañarles, darles de comer y acostarlas”. Digna heredera de Claudia Villafañe, su madre, quien siempre hizo un culto de la maternidad.
“Tener a mi mamá de modelo era una presión muy grande. Siempre pensé que no iba a contratar una niñera, como hizo ella, pero, en un momento, colapsé y no me quedó otra”.
-En tu infancia, ¿no hubo personal que ayudara a tu madre en la atención de sus hijas?
-No, jamás tuvimos una niñera que nos cuidara, pero, estuvo muy cerca mi abuela “Loli”, el amor de mi vida, a quien llevo tatuada.
-Entonces, rompiste la tradición y contás con niñera.
-Sí, pero mis amigas se sorprenden porque solo está en casa cuatro horas. No necesito más, para el resto del día estoy yo.
-La maternidad fue algo muy deseado en vos.
-Creo que la maternidad es deseada o no es. Con mi mamá nos reímos porque ella me dice siempre “nací para ser mamá” y yo le respondo “yo también, pero, además, nací para ser actriz”. Siempre soñé con ser madre.
Niña actriz
La actriz reconoce que, antes de cada debut, se pregunta “¿qué hago acá?”, pero que, luego del aplauso final, llega la confirmación de una pulsión: “Cuando termina cada función confirmo que el teatro y actuar es lo que me hace feliz”.
En 1997 debutó en televisión formando parte de la tira infantil Cebollitas, que se emitía por Telefe. Un primer paso para tantear deseos. “Mi papá y mi mamá no querían saber nada. Ahora los entiendo, porque mi hija más grande es bravísima y va por ese camino, algo que me da pánico. Si ella me dijera que quiere trabajar en la televisión, le diría que no”.
-Si vos fuiste una “niña de la televisión”, ¿por qué le negarías esa posibilidad a tu hija?
-No me sucedió nada malo en el medio, pero siento que un niño de ocho años -la edad que tenía cuando participé de esa tira- no tiene que trabajar. Eso es algo que me dijeron mis papás, pero les insistí hasta el hartazgo para poder hacer el casting de Cebollitas. También entiendo que mi realidad no era la de mis compañeros, muchos de ellos bancaban a sus familias.
-Fue una vocación que no varió y se confirmó y validó con los años.
-Disfruto mucho lo que hago y trabajé desde siempre, incluso, cuando estudiaba en el ex IUNA, durante los veranos hacía las temporadas de teatro. Estudiar me dio herramientas para poder desarrollar mi trabajo.
-Dado tu apellido, ¿considerás que los profesores que te han evaluado, la crítica ante tus trabajos e incluso los espectadores, te observan con una lupa muy fina, con cierta doble exigencia, más aguda que para el común?
-Puede ser, pero también debo decir que, desde chica, me he cruzado con muy buena gente. Cuando me conocen se dan cuenta que soy muy respetuosa del trabajo del otro y que me gusta mucho lo que hago.
-¿Considerás que se espera que no falles?
-Eso tiene que ver más conmigo, soy muy exigente. Para mí no existe llegar tarde, no saber una letra, comportarme de una manera inapropiada. Todo eso también tiene que ver con mis papás.
-¿Por qué?
-Siempre me dijeron “vos no sos más que nadie”. Muchas veces llegó a mis oídos que hay productores que piensan que no hago castings.
-¿Es así?
-Para nada. Hice mil y un castings. Es más, me parece importante, porque puedo llegar a demostrarle a algún productor todo lo que puedo dar y que no piensa o se imagina.
-¿Cómo resultó el rodaje de Homo Argentum con Guillermo Francella?
-Increíble. La historia que me tocó hacer es La novia de papá, lo pasé muy bien.
-¿Te interesa el cine?
-Me encanta, tiene una mística única, me llama la atención.
-La maternidad fue algo muy deseado en vos.
-Creo que la maternidad es deseada o no es. Con mi mamá nos reímos porque ella me dice siempre “nací para ser mamá” y yo le respondo “yo también, pero, además, nací para ser actriz”. Siempre soñé con ser madre.
En el colegio secundario nunca se llevó una materia y, en la universidad, promocionó hasta los recreos. “Mis padres me decían ´sos como una persona grande en el cuerpo de una niña´. Además, también tenía que ver con el rol que yo ejercía con mi papá”.
-¿A qué te referís?
-Si yo le decía algo, lo miraba de determinada forma o le había dado alguna directiva, debía hacerlo, eso lo ayudaba en un montón de cosas. Mucha gente se preguntaba cómo podía suceder eso siendo yo tan chiquita, pero eran las reglas del juego, siempre lo entendí así. De todos modos, no siento que me haya perdido nada, tuve una infancia absolutamente feliz.
-¿Llegás a dimensionar la infancia atípica que has tenido?
-Me siento una persona común, normal. Puede gustar o no lo que hago, pero siempre soy yo, es lo que hay, soy fiel a mí misma.
-No hay dobleces.
-Para ser otra está mi trabajo de actriz que me permite interpretar personajes. Según mi punto de vista, he tenido una vida tranquila, pero alguien de afuera me puede llegar a decir que no es así. Todo el mundo tiene problemas y atraviesa situaciones difíciles, pero, en mi balanza, tuve una vida muy feliz. Puedo decir esto sin dudarlo.
-Una particularidad de tu vida es que la exposición te acompaña desde la cuna.
-Desde la panza de mi mamá, por eso no muestro a mis hijas, algo que muchos me critican.
-Está muy bien preservarlas.
-Son niñas como todas las demás, cuesta, pero he podido no mostrarlas. De todos modos, a mí tampoco me expusieron cuando era chica. De hecho, cuando nací, a mi papá le ofrecieron un millón de dólares para que me mostrara y él les respondió que no necesitaba eso, que trabajaba para poder ganar su dinero.
-¿No aceptó la oferta?
-No.
Volver
Desde hace varias semanas coprotagoniza Al final las tragedias no mejoran a nadie. En una temporada que se extenderá hasta fines de noviembre, la actriz se sumerge nuevamente en el ámbito teatral para poner de pie una comedia dramática que pivotea entre los sueños, duelos y segundas oportunidades.
“Nuestra autora y directora, Julieta Cayetina, suele anotar frases en libretas, eso sucedió con el título de la obra, que surgió a partir de un comentario con respecto a una persona conocida”.
Dos mujeres viudas, un hotel perdido en un pueblo y una sobrina joven -embarazada de siete meses- que llega a una suerte de “aislamiento” con una premisa puntual: “Le dijeron que, si tiene relaciones sexuales o se mueve mucho, su hijo puede nacer antes de tiempo. Todo esto sirve para hablar sobre los vínculos y explorar la sexualidad en las personas mayores de sesenta años”.
-Temática no frecuentemente transitada.
-Y que el público agradece un montón. Por otra parte, el material también se refiere a las segundas oportunidades, cómo reinventarse en la vida y estar siempre atentos a qué se quiere hacer.
Celebra la propuesta que la colma artística y personalmente: “Voy creciendo y busco trabajar con gente con la que me resulte placentero hacerlo; si puedo elegir, con todos los privilegios que te imagines, trato de hacerlo”, reflexiona, antes de terminar su café, con acertada ubicuidad en torno a quién es y que lugar ocupa.
Para agendar
Al final las tragedias no mejoran a nadie. Sábados a las 20.30 en Timbre 4 (México 3554)
En una charla íntima con LA NACION, la actriz, que coprotagoniza en teatro Al final las tragedias no mejoran a nadie y forma parte del film Homo Argentum, aborda aspectos desconocidos de su vida personal Personajes
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