Cómo no ser mediocres y la importancia de animarnos a arriesgar más
La mayoría de las personas se levanta cada día para dedicarse a hacer durante el mismo aquello que es urgente, pero no para llevar a cabo lo importante. En los tiempos que corren hemos perdido, tal vez sin darnos cuenta, el hábito de separar tiempo de nuestra rutina diaria para dedicarlo a nosotros mismos, a aprender, a mejorar, a avanzar de manera continua. Lo cierto es que, si uno no crece, en realidad, decrece. ¿Estás creciendo o decreciendo?
La vorágine cotidiana que no podemos eludir, muchas veces, nos introduce en la “mentalidad de manada” por la cual vamos hacia donde todos van; y así, de a poco, nos olvidamos de nuestros sueños y de nuestras ilusiones más profundas. Es por eso que los resultados obtenidos son siempre los mismos. Y nos quejamos… Dicha actitud nos termina convirtiendo en mediocres. Fuerte, ¿no?
Por eso, a pesar del miedo y de la rutina que se nos ha instalado, tenemos que atrevernos a innovar, a cambiar, a arriesgar, aun cuando eso implique perder. El miedo forma parte de la naturaleza humana, en especial, frente a lo desconocido. Pero, si dejamos que nos paralice, jamás nos desafiaremos a ir por eso que tanto anhelamos.
Tal vez han pasado los años, y hoy creés que “ya se te pasó la vida”, que “ya estás grande para cambiar”, o que “no tenés tiempo para lo que te gusta de verdad”. Todas estas son solo excusas que nos limitan e impiden que salgamos de la mediocridad y nos animemos a ir por más.
Hoy en día lo nuevo, lo mejor, lo excelente es moneda corriente, gracias al avance de la tecnología. Pero de nosotros depende el comenzar a accionar para quebrar viejas costumbres y formas de pensar que ya no nos sirven en absoluto (pero nos seguimos aferrando a ellas porque nos brindan seguridad).
Actualmente, la mejora continua está al alcance de nuestras manos, tal vez como nunca antes, porque abundan las técnicas, las herramientas y las oportunidades para capacitarnos, para optimizar nuestro desempeño en cualquier actividad que realicemos o para incorporar nuevos conocimientos. Todo está a nuestra disposición, solo hay que aprovecharlo. ¡Y no valen las excusas!
Para concluir, recordá: no fuiste creado, creada, para vivir con insatisfacción, ni con depresión, ni con frustración, ni con conformismo. Por el contrario, contás con un potencial ilimitado y una fortaleza interior para lograr imposibles y dejar una huella en este mundo, no de alguien mediocre, sino de alguien que fue un héroe, una heroína, a quien nada ni nadie pudo detener.
La vorágine cotidiana que no podemos eludir, nos introduce en la “mentalidad de manada” por la cual vamos hacia donde todos van; a pesar del miedo y de la rutina, tenemos que atrevernos a innovar En las redes
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