Chespirito: sin querer queriendo, un acertada serie sobre Roberto Gómez Bolaños​

Chespirito: Sin querer queriendo (México/2025). Dirección: Rodrigo Santos. Guion: Paulina Gómez Fernández, Roberto Gómez Fernández. Fotografía: Marc Bellver, Diana Garay. Música: Camilo Froideval. Elenco: Pablo Cruz Guerrero, Paulina Dávila, Bárbara López, Arturo Barba, Andrea Noli, Miguel Islas, Juan Lecanda, Eugenio Bartilotti, Paola Montes de Oca, Karina Gidi, Rolando Breme, Jorge Luis Moreno. Cantidad de episodios: 8. Plataforma: Max. Nuestra opinión: muy buena.

Un Roberto Gómez Bolaños niño mira fascinado cómo su padre artista pinta, hasta que lo sorprende con una pregunta: “¿de qué color es la risa?”. No hay registro que tal situación haya ocurrido realmente, pero conecta tácitamente con otros episodios en la vida del actor, como su preocupación por la estética de sus personajes, o aquella canción que presentó en el festival OTI, que se llamaba “Nacer” y en su letra se preguntaba por “el color que tiene cada flor”.

Escrita por Roberto y Paulina Gómez Fernández -dos de los seis hijos que tuvo el artista con su primera mujer, Graciela-, la serie de Chespirito acierta en no reducirse a una crónica más o menos certera de la vida del actor, sino en construir su mito de manera poética, mediante hechos reales y ficticios, pero todos dotados de la misma sensibilidad con la que Gómez Bolaños soñaba a sus personajes. El protagonista permanentemente se encuentra atravesado por momentos y referencias puestas de manera casual, que luego serán partes de su estilo y de sus gags más recordados. Un juego que por momentos recuerda al Chaplin de Richard Attenborough, donde fantasía y realidad se entremezclaban mágicamente.

El primero de los ocho episodios que Max estrenará, semana tras semana, cada jueves de junio y julio, va y viene en el tiempo, deteniéndose en momentos puntuales de la vida del artista. Así, la fantasía lo sitúa como espectador en un circo donde un payaso le regala la gorra que luego usaría el Chavo, al mismo tiempo que le muestra la inolvidable rutina de la escoba. Ya adolescente, despuntará sus primeros vicios de escritor con aquel recordado romance de “Juleo y Rumieta”, que en el futuro real sería parte de un especial del Chapulín Colorado; y ya adulto, abrazado por la fama: el momento de mirar hacia atrás, mientras se marca un momento bisagra hacia adelante.

El guion es muy inteligente en situar la mayor parte del “presente” en ocasión del viaje del elenco a Acapulco para filmar un especial en dos partes del Chavo, a fines de la década del 70. En la vida real, aquel programa marcó el primer cimbronazo del elenco con la partida de Carlos “Quico” Villagrán, suscitando todo el escándalo posterior. También, con respecto a su vida personal, ese momento marcó la separación de su esposa Graciela, y la oficialización de su relación extramatrimonial con Florinda Meza, compañera de trabajo veinte años menor que él.

Que la historia estaba en buenas manos no había dudas, el verdadero desafío de Chespirito: sin querer queriendo era encontrar un elenco que no traicionara el cheque en blanco de nostalgia que se le dio desde un primer momento. No solo el protagonista, sino también el resto del elenco son parte de la memoria colectiva y el corazón de varias generaciones, por lo que era muy sencillo dar un paso en falso, merced a un casting equivocado. No sucedió, la elección de cada uno de los actores es notable.

Pablo Cruz Guerrero trae a la vida a Gómez Bolaños desde la mirada, desde sus facciones, desde los gestos del rostro, su composición es realmente asombrosa. El resto todavía no ha tenido su momento de lucimiento en el primer episodio (a excepción del Quico de Juan Lecanda), pero en la postura, en la voz, en la presencia, reviven con notable precisión a los integrantes de la vecindad. Como apunte curioso: se han cambiado el nombre de dos personajes, cuyos actores no han dado el visto bueno para que se los mencione: Florinda Meza se ha transformado en Margarita Ruiz, y Carlos Villagrán en Marcos Barragán. El primer caso era esperable, puesto que la viuda de Bolaños se ha encargado de cuestionar a la serie desde el mismo día de su anuncio, mientras que el segundo puede entenderse a partir de la imagen que se ofrece del actor, soberbio y engreído, con potencial de antagonista.

Más allá de qué situación es más o menos real, Chespirito: sin querer queriendo captura el espíritu de su protagonista, en un maravilloso viaje dentro de su mente, de sus ideas, del imaginario que construyó para el pueblo mexicano y después exportó al resto de Latinoamérica y el mundo. Probablemente es la serie que a Roberto Gómez Bolaños le habría divertido ver, más allá de que fuera o no acerca de su vida. Un trabajo hecho por sus hijos desde el amor, que podrá disfrutar cualquiera que se quiera acercar a ella, pero que se volverá imprescindible para aquellos fans que encontrarán cientos de guiños a la obra de su ídolo. Un juego de espejos, donde el niño interior de cada uno de ellos, también se vuelve protagonista.

​ Pablo Cruz Guerrero se pone en la piel del protagonista y su interpretación realmente es asombrosa  Series de tv 

Leave a Comment

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *