Campeón por demolición: el fútbol y el descaro de PSG arrollaron la pesada veteranía de Inter​

El proyecto que en sus orígenes fue concebido para captar grandes individualidades, estrellas rutilantes, alcanzó la mayor gloria futbolística siendo el paradigma de lo colectivo. Ni Ibrahimovic, ni Mbappé, ni Neymar, ni Messi. Eso es pasado. Ahora hay que recitar los once titulares que entraron al Allianz Arena y los cinco suplentes que ingresaron. Un apellido detrás de otro, de corrido, tan unidos como estuvieron sobre la cancha para arrollar a Inter por 5-0 en una una final histórica por la lección que el ganador le dio a su vencido.

En el Paris Saint Germain campeón de la Champions League, la figura es el equipo, el éxito es del bloque. No depende de destellos personales, sino que se asienta en el funcionamiento, en la armónica cohesión de sus líneas.

La Champions League tiene a un campeón inédito, incorpora un nuevo nombre al historial que Real Madrid domina con 15 títulos. Todos los honores y reconocimiento para un equipo que hizo de una final un aplastante ejercicio futbolístico. Desde el juego y su ejecución estableció una diferencia más propia de un partido de la etapa de grupos que de una definición.

París, ciudad que siempre miró al fútbol como un atractivo subsidiario entre tanto arte, historia y arquitectura, ahora también pude exhibir entre sus orgullos al deporte rey. París es diferente y PSG también: nunca un campeón del máximo torneo de clubes de Europa había vencido por una diferencia de cinco goles en la final. Pasen y vean lo que hizo PSG en la Champions League porque justifica la entrada y habrán pasado un momento placentero. Un deleite para la vista.

El equipo de Luis Enrique, que obtiene su segunda Orejona tras la de 2015 con el Barcelona de Messi, Suárez y Neymar, tuvo un recorrido notable de campeonato y un cierre estelar. No fue casualidad que haya pulverizado a Inter, aunque es justo reconocer que pocos hubieran imaginado semejante paliza. Pero este equipo ya había dado indicios de lo que es capaz. Había puesto de rodillas a la poderosa Premier League, con triunfos sobre Manchester City (en la Liguilla de 36 participantes), Liverpool (octavos de final), Aston Villa (cuartos) y Arsenal (semifinales).

En su camino al trofeo apareció este Inter que había conseguido una milagrosa clasificación contra Barcelona en las semifinales. El conjunto de Simone Inzaghi fue el de mayor promedio de edad en la competencia (30 años) y el que por primera vez en la historia alineó en la final a tres titulares por encima de los 35 años (Sommer, Acerbi y Mkhitaryan). Si ese oficio y experiencia le habían servido para abrirse paso, en la final se transfiguraron en una pesada veteranía. Para reinterpretar un latiguillo de moda, esta vez lo viejo no funcionó.

Hasta Lautaro Martínez (27 años) pareció presa del óxido general de Inter. El capitán transmitió desde antes del comienzo una imagen de tensión, agarrotado. El partido le pasó por encima al Toro, como a todos sus compañeros. Cuando Hakimi marcó el 1-0, a los 11 minutos, Lautaro solo una vez había entrado en contacto con la pelota. En los 90 minutos no tuvo margen para sus habituales retrocesos, en los que hace de pivote. Y los volantes (Calhanoglu, Mkhitaryan y Barella) casi que no dispusieron de la pelota para buscarlo. Lautaro se ahogó en la impotencia. Esta era la mejor de las siete Champions que disputó, llegaba con nueve goles, pero PSG apenas si le permitió que tocara una sola pelota en el área. El bahiense pasó marzo, abril y mayo con lesiones y molestias musculares. Había parado en las últimas semanas para ponerse en las mejores condiciones físicas, pero no hubo mayor condicionante que la abrumadora superioridad rival. La selección argentina recibirá en los próximos días a un delantero anímicamente golpeado, al que quizá le sirva de terapia de recuperación el reencuentro con los campeones del mundo y de América.

PSG se impuso en todos los registros. En la primera etapa perforó a Inter con juego asociado, sucesión de pases, combinaciones precisas. Así llegó el 1-0 de Hakimi, un lateral que apareció en la posición de N° 9. No se trató de una excepción: el marroquí completó el certamen con cuatro goles e igual cantidad de asistencias. Así de coral es PSG. Désiré Doué, delantero de 19 años que se incorporó hace menos de una temporada desde Rennes, marcó el 2-0 con un remate que se desvió en Dimarco. La acción del tanto también es un retrato del campeón: comenzó en el esfuerzo de Pacho por evitar un córner; desde la línea de fondo propia al arco rival en menos de cinco segundos, así de dinámico es el conjunto de Luis Enrique.

Estaba aturdido Inter y en el segundo tiempo intentó una reacción desde el arrebato. Y se llevó otro porrazo, esta vez por la vía del contraataque francés. El 3-0, de Doué, estuvo precedido por un pase de pisada de Vitinha. El medio campo de PSG, con Vitinha, João Neves y Fabián Ruiz, es un compendio de juego, intercambio de posiciones, conducción y pases. Los rivales los sufren, no atinan a frenarlos.

El georgiano Kvarastkhelia, campeón con Napoli hace dos temporadas, había tenido varias oportunidades hasta que acertó con un zurdazo al primer palo. Iba menos de media hora del segundo tiempo y el 4-0 ya tenía visos de humillación. El partido se había convertido en un calvario para Inter, que veía cómo uno de los que había ingresado, Bisseck, se iba lesionado. Todo mal.

Un asunto tan serio como una final terminó siendo un parque de diversiones hasta para los más nóveles. Luis Enrique mandó a la cancha a Senny Mayulu, delantero de 19 años, con apenas 39 minutos en la Champions, distribuidos en tres cotejos. Le alcanzaron seis minutos para marcar el 5-0, tras un pase de Barcola, otro de los recambios en el ataque. En la irrupción de este juvenil también queda sintetizado el carácter colectivo de PSG, que no ubicó goleadores entre los cinco primeros de la competencia. Recién en el sexto puesto aparece Ousmane Dembélé, con 9. Quien en Barcelona era un extremo disperso y muy individualista, en PSG es una pieza más en un mecanismo de relojería. Luis Enrique lo elogió tras el final: “Dembélé corrió por tres jugadores, todos fueron muy solidarios“.

Este PSG también ostenta al primer ecuatoriano campeón de la Champions: el solvente y potente zaguero William Pacho. El único que se apiadó de Inter fue el árbitro Istvan Kovacs, que no adicionó ni un segundo. A PSG le había sobrado tiempo para demostrar que es un gran campeón.

Lo más destacado de Paris Saint Germain 5 – Inter 0

 

​ El equipo de Luis Enrique goleó 5-0 al equipo de mayor promedio de edad de la Champions League  Fútbol 

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