“Asómate a la ventana”: arte argentino contemporáneo en un antiguo palacio de Roma

ROMA.- Una escultura de cerámica blanca que da la idea de un tronco, con hojas, insectos, hongos, líquenes y demás plantas orgánicas de un bosque patagónico, que evoca la famosa e imponente columna del emperador romano Trajano; obras textiles con técnicas y materiales diversos, donde el alma está en un palo borracho, en un eucaliptus o en un ñandú; el campo argentino en blanco y negro; esculturas en resina de seres oníricos que viven debajo de la plataforma antártica.
“Los médicos de Macondo”: un libro clave para develar misterios en la magia de Gabo
Todo esto puede verse en Affacciati alla finestra (Asómate a la ventana), muestra colectiva de arte contemporáneo argentino que se inauguró el miércoles pasado en la Casa Argentina, el emblemático espacio cultural que la embajada argentina en Italia tiene en el segundo piso de un antiguo palazzo de la Vía Véneto, en el ámbito de la celebración de su 60 aniversario.
La muestra fue curada por Patricia González, directora de Natural Bio Art Gallery, galería de arte “nómade” ya que tiene una sede en el microcentro de Buenos Aires desde hace cinco años, pero, desde hace dos, también en La Morra, localidad de la región del Piamonte, en el norte, cuyo objetivo es explorar la naturaleza como eje estético, simbólico o formal.
“Voy y vengo todo el tiempo y es una iniciativa privada, a todo pulmón”, contó a LA NACION González, historiadora del arte nacida hace 47 años en Formosa, pero que siempre vivió en Palermo, Buenos Aires, que por primera vez presentó en Roma el trabajo de su galería.
A los 28 artistas que trajo -Enriqueta Gahan, Mona Suárez Lai, Mariana Donadío, Isabel De La Torre, María Perazzo, Karina El Azem, Alejandra Guidardini, Paola Piombino, Soledad Majdalani; Mimi Portugal; Mana Gattoni; Violeta Gibelli; Nadia Bellani; Gery Ewens; Verónica Iriarte; Marcela López; Stella Redruello; Romina Ferrer; Pablo Fassoli, Beta Nobile; Gaby Villanueva; Geraldine Penn; Cristina Faggionato; Claudia Ocanto; Verónica Cubero; Inés White-, les pidió que crearan obras site specific, realizadas especialmente para los espacios de la Casa Argentina.
“Por eso pensé en crear una arquitectura poética, jugando con el bosque, en sintonía con la época del año, acá está por terminar el verano, hace calor, y opté por un lenguaje etéreo, diáfano, necesitaba un campo visual amable, contemplativo”, dijo la curadora. “Mi misión es darle espacio a todo tipo de artistas, de todas las edades y darles la posibilidad de llevar su obra al mundo”, agregó durante la recorrida.
La muestra arranca en el Salón Lola Mora de la Casa Argentina, desde cuyo techo cuelga un papel vintage de arroz y de otros productos orgánicos donde salta a la vista un palo borracho hecho con pasteles y tizas, florecido, de Geraldine Penn, “una artista icónica de mi galería, que es arqueóloga, exploradora y está muy implicada con el tema naturalista y humanitario”. También cuelgan desde el techo papeles de diversas contexturas hechos a mano por Stella Redruello; y envuelven las columnas del mismo salón obras textiles, con fibras orgánicas parecidas a telas de araña de Verónica Cubero.
Sobre una pared pueden verse dos obras de arte digital de Isabel de La Torre, que pinta sobre un I-Pad y luego imprime sobre acrílico, siempre enfocadas en la naturaleza y dos trabajos eco-print en telas salpicadas de eucaliptus de Romina Ferrer. Enriqueta Gahan, de Tandil, experta en fauna y flora de la Pampa argentina, sorprende, en tanto, con dos ñandúes tamaño natural, uno en versión craquelé.
“Me encanta exaltar el valor de la belleza que hay en lo roto, me gusta la belleza en declive y me encanta exaltar el valor del aura, del alma del artista que pasó por la academia, que subraya el pasado no tan remoto y convive con el presente”, apuntó González, que abrió su nueva galería en Italia después de casarse con un piamontés que se la llevó a su tierra.
Todas son mujeres menos Pablo Fassoli, que trajo una obra audiovisual. Solo algunos de los artistas de la muestra colectiva pudieron viajar a Roma. Entre ellos, María Perazzo, que trajo Donna dell’albero rosso (Mujer del árbol rojo), llamativo tapiz en el que representó la naturaleza que lleva cada mujer en sí, en la que de un mismo árbol nace una mujer. “Combiné técnicas textiles de bordado clásico con bordado libre y crochet para darle a la obra una dimensión en 3 D”, detalló a LA NACION Perazzo, que contó que también es abogada.
También pudo viajar Violeta Gibelli, la artista más joven de la muestra colectiva, de 23 años y que vive y estudia en París, que exhibió cuatro dibujos realizados con grafito a partir de antiguas fotos del campo de su familia en Tandil. “Aunque siempre viví en el exterior, la tradición argentina para mí está muy viva y me gustó el grafito porque da la idea de inmortalizar algo y no saber bien cuándo es ése algo: lo que importa es lo que traspasa el tiempo”, comentó Gibelli, que precisó que eligió el grafito, el blanco y negro, a conciencia. “Hoy hay demasiada saturación de colores y de estímulos y la elección es que el espectador pueda plasmar su propia vivencia del campo y de la naturaleza sin ser abrumado y que se conecte más personalmente”, opinó.
Asistieron a la inauguración de la muestra colectiva -cuyo título es Affacciati alla finestra porque González es fanática del tema homónimo del famoso cantante italiano Lorenzo Giovannotti-, el embajador argentino ante Italia, Marcelo Giusto; la consultora de arte, Florencia Galfrascoli; personal de la Casa Argentina, diplomáticos y numeroso público. Entre ellos, la reconocida artista argentina, Inés Fontenla, que consideró la muestra “muy original por las distintas técnicas y distintos materiales, por un lado, y muy liviana, en el sentido de concepto, un modo interesante de recordar la naturaleza y lo orgánico que puede haber en la vida”.
La Casa Argentina, espacio cultural en la capital italiana, celebra sus sesenta años con una muestra colectiva que reúne esculturas, textiles y pinturas Cultura
Leave a Comment