Análisis: ¿qué está pasando con una categoría clave de la ganadería argentina?​

Previo a la gran liquidación que ocurrió entre 2007 y 2010, el stock de novillos era de 4,67 millones de cabezas. La pérdida del stock de novillos se redujo a algo menos de la mitad en el último stock informado. El 80% de esa pérdida se produjo antes del 2015, a partir de ese año, si bien continuó cayendo el stock, lo hizo a una tasa sensiblemente menor. De 2015 a 2023 la caída fue de 550.000 novillos, lo que representa el 20% de la pérdida.

La producción de novillos no escapa al común denominador de cualquier negocio, que sin duda es la renta. La cantidad de novillos que se presentan en la faena dependen en gran medida del negocio que genere su producción. El margen dependerá del precio de venta de dicha categoría, y de los factores propios de cada sistema de producción, que determinarán el costo de producción.

La ecuación que define la renta del negocio ganadero se puede sacar rápidamente estimando el valor del kilo producido (o precio implícito) y restándole el costo del kilo producido. En el negocio de la invernada más del 90% de los kilos producidos son necesarios para pagar los costos de producción (incluye la reposición).

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Esta caída encuentra motivos en la demanda, que por mucho tiempo estuvo dispuesta a pagar un sobreprecio por animales de menor peso.

¿Por qué cayó el stock y la faena de novillos? El principal motivo por el cual ha disminuido la cantidad de novillos en el stock y por ende en la faena, es económico. Al analizar la historia vemos que los kilos a producir para salir de la ecuación compra/venta (serie 2010-2023), son mayores en la medida que se produzca un animal más pesado.

Tomando los precios mensuales promedio de cada categoría, la cantidad de kilos a producir necesarios son de 41 al llevar un animal de 170 kg a los 390 kilos, pero se necesitan 57 en caso de llevarlo a 490 kg finales. Esta diferencia es motivada por la diferencia en los precios de venta. Por otra parte los costos de producción a igualdad de condiciones son más caros en la medida que se produce un animal más pesado.

En los últimos años los sistemas de producción han cambiado sustancialmente, basándose en ritmos de engorde más altos y más sostenidos, lo que hace que un animal este engrasado en menos tiempo y con menos kilos.

¿Qué pasa en la actualidad? La faena de novillos (animales de 6 dientes o más) fue de 322.000 cabezas durante el primer cuatrimestre de 2024, siendo los animales de 6 dientes los que cayeron en mayor proporción.

Sin duda existe una caída respecto del año pasado. Pero debe tenerse presente que durante 2023 las adversidades climáticas eran tales que era preciso bajar carga. Durante 2024 las condiciones climáticas son favorables para que los productores carguen más kilos por animal. Sobre todo con un mercado que parece ya no sostener la diferencia histórica entre animales livianos y pesados.

La tasa de extracción de novillos (cantidad de novillos que van a faena con respecto a su stock) se sitúa en valores muy similares a los existentes al existente entre 2020 y 2022, dato que sustenta que el abastecimiento de novillos está dentro de lo normal. Durante el primer cuatrimestre de 2024 la faena de machos fue de 2,29 millones, valor que está dentro del esperado, en función del promedio histórico (serie 2008 y 2024) que es de 2,32 millones +/- el 5%.

Es de esperar, que se produzcan más kilos por animal, en la medida que los precios relativos entre las diferentes categorías de novillo o novillito sigan con la tendencia de los últimos años. Otro factor determinante para que esta situación se acreciente, es que se produzca un aumento relativo en el precio de la invernada respecto del gordo.

¿Es comparable la fana de novillos actualmente versus los que se faenaban antes de 2019? En el primer cuatrimestre de 2018 la Secretaría de Agricultura informaba que la cantidad de novillos que formaban parte del total de la faena, era de algo más de 1 millón de cabezas. En el mismo período de 2024 los novillos apenas pasaron los 322.000. Eso significaría que dicha categoría cayó un 68%. ¿Es eso cierto?

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La Resolución N°32/2018, en vigencia desde el mes de Abril de 2019, indica que la clasificación de bovinos para faena se debe expresar como resultado de la combinación del sexo y edad del animal, y que la determinación de la edad se realiza a través de la dentición del bovino. Muchos de los animales que eran clasificados como novillos (debido a su peso) previo a abril del 19 pasaron a ser considerados como novillitos debido a su dentición. Por ello, inmediatamente luego del cambio de clasificación los novillos informados pasaron a ser un tercio de lo que venían siendo.

No cae la cantidad de novillos faenados, al menos no en la magnitud q se dice. No se puede comparar peras con manzanas, debido a que en abril de 2019 se pasó de clasificar por peso a clasificar por dentición.

Peso de faena

Durante los cinco años previos a 2019 el peso promedio de la res para el primer cuatrimestre fue de 223,8 kg; y de 226,8 kg en los 5 posteriores. No se toma 2019 porque fue el año del cambio y hay un mes que se clasifica por diente y 3 meses que se clasifica por peso. La evolución del peso de faena indica que es imposible que la caída de la faena de novillos fuera del 68%. Lo que deja a las claras que solo se ha cambiado el nombre a las cosas, mientras que las cosas no han cambiado en la magnitud que algunos consideran.

¿Qué pasa con las hembras? Los argumentos esgrimidos en la recategorización de los machos son válidos también para las hembras. Muchas hembras que antes de 2019 se consideraban vacas, pasaron a ser clasificadas como vaquillonas luego de la resolución Nº32. Debido al cambio en la denominación de los animales que van a faena, todas aquellas series que no toman en cuenta el cambio de clasificación deben ser tomadas con sumo cuidado. Series como las tasas de extracción de vacas y vaquillonas que se basen en datos actuales solo pueden ser comparadas con lo ocurrido a partir de 2020, de otra manera los datos previos a ese año sobre valúan lo ocurrido con las vacas y para el caso de las vaquillonas no tienen en cuenta aquellas que en su momento se faenaron con peso de vaca.

Faena 2024

Con los datos provisorios de mayo, la faena habría tenido una caída interanual de aproximadamente 10%. Pero si se compara el trimestre marzo /mayo la caída es del 15%. Si se comparan los trimestres marzo / mayo se ve que ocurrió una caída importante en la faena, y que este hito estaría indicando el fin de la fase de liquidación que existía producto de la última seca.

Los procesos productivos no se ajustan necesariamente al año calendario, puesto que no responden a él, y si lo hacen a ciclos biológicos y climáticos. Desde que cualquiera de estos factores se modifica, y se vuelven la causa de un cambio de dirección en la producción, las consecuencias se manifiestan en el mercado con un retraso que dependerá del proceso involucrado.

Si eventualmente decidimos invernar vaquillonas (de compra o propias) hasta que ellas aparecen en el mercado tienen un delay de por lo menos 3 o 4 meses. Quiere decir, que a pesar que la seca se haya cortado en algún momento de la primavera (dependiendo de la zona) quien tenía en proceso un engorde, el producto del mismo aparecerá en el mercado meses después, independientemente que la seca haya finalizado. Por ello, los cambios de fases de los ciclos ganaderos están algo separados con las señales que causaron el cambio de fase.

Gran parte de las hembras que tenían como destino la faena, previo a que se cortara la seca, continuó con ese destino. El destino de las hembras jóvenes a faena es mucho menos elástico que el de los machos, dado que una vez que las mismas están gordas el hecho de que permanezcan en el campo producirá un proceso de sobre engrasamiento o un paso de categoría que castigue el precio del producto.

Las vacas en general son un subproducto de los campos de cría y debido a ello su salida de los campos dependerá de cómo se viene comportando el clima. Este mayo al ser un mes bastante más frío que la media quizás haya hecho que se adelante la salida de vacas, sacrificando peso vivo, por la necesidad de bajar carga.

A diferencia de las hembras, los machos pueden seguir su proceso de engorde en el campo debido a su fisiología, y mientras haya pasto y le pueda cargar kilos baratos será rentable, y por ello puede atrasarse su aparición en el mercado.

A partir de marzo se muestra un punto de inflexión en la faena que se explica por las razones expuestas. Tomando en consideración lo antedicho, a juicio de quien escribe, ha terminado el ciclo de liquidación, entrando en una situación de equilibrio que puede pasar rápidamente a una fase de retención (y supongo que lo hará).

En la medida que el consumo interno no convalide un precio mayor que el actual, y la exportación no tenga grandes modificaciones de precios y/o volúmenes, el precio promedio del novillo seguirá cerca de los 1780 pesos por kilo (moneda de abril de 2024). Con los precios actuales hoy se precisan 1,23 kilos de novillo para comprar un ternero de 170 kg, en estas circunstancias es de esperar que esa relación sea de 1,34 en primavera.

Para el caso de los vientres hoy se precisan 442 kg de novillo para comprar una vaquillona preñada, esta relación está un 5% por debajo de su comportamiento histórico en condiciones similares. En un mercado que no tenga grandes cambio podemos esperar que en primavera sean necesarios 485 kilos de novillo para comprar una vaquillona preñada.

El autor es asesor ganadero

​ Mucho se está hablando de una gran caída en la faena de novillos, lo que no es tal cual; el impacto de una clasificación de 2019  Campo 

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