Alberto Fernández analizó el crecimiento de la extrema derecha y puso como ejemplo paradigmático a Países Bajos​

El expresidente Alberto Fernández puso bajo la lupa este lunes por tarde el crecimiento de la ultra derecha a nivel mundial. Durante su paso por la señal de streaming Gelatina, y con el objeto de explicar por qué se produjo el ascenso de Javier Milei, habló de un fenómeno que caló hondo en distintas naciones luego de la pandemia y llevó a países como España, Italia e incluso Países Bajos a virar en lo que ideas políticas refiere. Sobre este último, Fernández resaltó que su capital, Ámsterdam, es conocida por sus “libertades” -habló de la prostitución y venta de drogas, ambos legales- y enfatizó en que que, aun así, la ultra derecha logró expandirse allí.

“Esto que nos pasa a nosotros, no nos pasa solo a nosotros. Pasa en el mundo. Tras la pandemia, apareció un movimiento global, que es el de la extrema derecha, que le hizo creer al mundo que estaba sometido a régimen totalitarios porque los encerraban en sus casas pero, en verdad, lo que uno hacia era tratar de cuidar al otro. Esa prédica prendió en la cabeza de muchos, que terminaron creyendo realmente que este sistema no sirve y hay que cambiarlo”, sostuvo en diálogo con Pedro Rosemblat.

Alberto Fernández analizó el crecimiento de la ultra derecha y puso como ejemplo a Países Bajos: “Prostitución y drogas”

Para el exjefe de Estado, dicha tendencia se fue expandiendo hasta alcanzar a algunos países del continente europeo. “Es por eso que en España aparece Vox y en Italia lo echaron a [Mario] Draghi para hacer subir a alguien que se calificaba de fascista, que es Giorgia Meloni”, opinó Fernández. En el caso de Países Bajos, fue un tanto más específico: “En Países Bajos… Países Bajos es una de las naciones con mayores libertades. La prostitución se ejerce en las vidrieras, vos podes ir y negociar con prostitutas, querés comprar drogas te las venden, queres comprar hongos alucinógenos, te los venden. Ahí hoy ganó la extrema derecha”.

Cabe recordar que la extrema derecha neerlandesa sacudió el tablero político de Europa al obtener el pasado noviembre una amplia mayoría en los comicios legislativos. El Partido por la Libertad (PVV) de Geert Wilders logró la elección de 35 diputados en un Parlamento de 150 bancas, seguido por la alianza de izquierda de Frans Timmermans, con 26. La segunda gran sorpresa de esta consulta fue el resultado de Pieter Omtzigt, líder de centroderecha, que llegó en último.

Un balance de su gestión, la fiesta de Olivos y Milei como el “problema”

Durante la entrevista, el exreferente del Partido Justicialista (PJ) también se prestó a hablar sobre su situación actual e hizo un balance sobre su paso por el Sillón de Rivadavia. “Estoy bien. Yo estoy acá. Han hecho correr la historia de que vivo en España. Estuve en España a comienzos de año y me vine. Tengo cosas de trabajo allá, un contrato con la Universidad de La Rioja. Periódicamente tengo que viajar. Pero tengo mi casa acá”, aclaró en principio.

Luego, respecto de sus cuatros años como líder del Ejecutivo, remarcó: “Hay que poner contexto. Nosotros recibimos un país virtualmente en default, nos agarró una pandemia. Cuando creíamos estar saliendo de allí, nos agarró la guerra entre Rusia y Ucrania, que trastocó los precios de los alimentos y la energía. Y cuando creíamos también estar saliendo del conflicto, tuvimos la peor sequía en los últimos 100 años. Y fijate vos que, a pesar de todo, creció el salario real y creamos empleo”.

“Algo que se le podría sumar son algunos logros en materia social como pudo ser terminar con el hecho de que los trabajadores paguen Impuesto a las Ganancias, haber logrado la ley del aborto, haber avanzado en la igualdad de género con el cupo trans, haber logrado el documento no binaria”, celebró a continuación.

“Pero a pesar de todo eso que hicimos nosotros, parte de nuestra fuerza decía que todo era un desastre”, denunció más adelante, y reivindicó: “Todo no era un desastre. Se generó un clima donde todos se avergonzaban de lo que habíamos hecho. Y yo me preguntaba de qué sentimos vergüenza. ¿Cometimos errores? Claro que cometimos errores. ¿Hay cosas que no deberíamos haber hecho? Claro. ¿Hay cosas que no deberían haber pasado? Claro. Pero esas cosas no opacan esto”.

En esa línea, el exmandatario se refirió a la fiesta en Olivos -la celebración del cumpleaños de la exprimera dama Fabiola Yáñez mientras perduraba la cuarentena por el coronavirus- y explicó las circunstancias en las que se produjo el festejo: “Claro que no debió haber existido. Claro que fue un error. Claro que me arrepiento. Ahora, también es cierto que no lo percibí en el momento. Ese día en Olivos entraron más de 100 personas. Todo funcionaba ahí. Yo no percibí el riesgo”.

“Ahora, ¿qué hice yo como presidente? Fui, me presenté, soporté todas las discusiones entre los jueces para ver quién era el competente y, una vez seleccionaron al juez, vino y me dijo ‘usted tiene que reparar el daño que manda el Código Penal’. Y como un ciudadano normal lo reparé. No apelé nada, no cuestioné nada y me sometí a la Justicia. ¿Cuántos presidentes en la Argentina hicieron esto? Esto tampoco se valoró- Es algo normal que tendrían que hacer todos”, destacó.

Por último, respecto de cuál es el debate que se tienen que dar los argentinos en el contexto político, económico y social actual, el expresidente opinó: “El problema que tiene la Argentina hoy no es Cristina [Kirchner] . ¿Para qué discutir lo que dijo o dejó de decir? El problema no soy yo. ¿Qué sentido tiene ver quién de los dos tiene razón? Hay que discutir lo que pasa con la Argentina hoy. Nadie puede estar de acuerdo con Milei, con esto. Ni ella y yo, por más distanciados que podamos estar, propusimos cosas como las que propuso Milei. Hoy el problema no somos nosotros. El problema es Milei”.

​ “No nos pasa solo a nosotros: en Ámsterdam hay prostitución y te venden drogas y ahí hoy ganó la extrema derecha”, dijo en una entrevista con un streamer; habló también sobre la fiesta de Olivos y el gobierno de Javier Milei  Política 

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