A dos años de la implosión, los impactantes datos que recopiló el documental Titán: la tragedia de OceanGate

El 18 de junio de 2023, cinco personas ingresaron al sumergible Titán con intención de explorar los restos del Titanic en el Atlántico Norte y sumar una nueva experiencia en sus vidas; sin embargo, 1 hora y 45 minutos después, aquella ilusión fue solo el principio de una pesadilla. La comunicación con el barco de apoyo Polar Price comenzó a fallar y la noticia de la implosión se convirtió en una tragedia que, desafortunadamente, ya había sido anticipada. A raíz de esto, te traemos las revelaciones más importantes que detalla Titán: la tragedia de OceanGate, la producción de Netflix que se estrenó el pasado 11 de junio.
250.000 dólares fue el monto que pagaron quienes decidieron sumergirse en la aventura de la mano de Stockton Rush, director ejecutivo y fundador de OceanGate, empresa privada que ofrecía soluciones sumergibles tripuladas para la industria, la investigación y la exploración. Sin dejarlo expreso, aquel costoso ticket era un viaje hacia la muerte, aunque muchos tomaron como garantía de seguridad que el mismo creador viajara con ellos. ¿No era contradictorio que Rush decidiera arriesgar su propia vida en la expedición?
El artefacto cilíndrico, de 6,80 metros de largo y 2,80 metros de diámetro, se sumergió de manera victoriosa en al menos 30 oportunidades. No obstante, no estaba registrado en Estados Unidos ni en ninguna agencia internacional que pudiera regular su actividad, ya que la presencia de fibra de carbono -elemento con el que no había suficiente experiencia en el uso de sumergibles- no había sido certificada para su uso en aplicaciones de alta presión y las pruebas realizadas no fueron suficientes para garantizar su seguridad. A pesar de las advertencias de gran parte de exempleados de la compañía, que quedaban desafectados cuando se enfrentaban a Stockton Rush y que intentaron evitar que el sumergible iniciara una nueva expedición, las insistencias de su fundador ganaron por cansancio.
“Esto realmente se centra en una cosa, que es el recipiente a presión y asegurarse de que ese componente, que es claramente el componente más crítico del submarino, sea seguro y capaz de manejar profundidades de hasta 4000 metros repetidamente con personas a bordo”, dijo el empresario sobre el sumergible Titán en una entrevista con Reuters en 2017.
En ese sentido, comentó quiénes eran las personas que lo acompañaban en cada misión. “Tenemos una serie de arqueólogos náuticos y biólogos marinos de aguas profundas, así como nuestra propia tripulación, que irán. Hay cinco personas que pueden ir en cada inmersión. Tres de ellos son lo que llamamos especialistas de misión. Son las personas que ayudan a financiar la misión, pero también son participantes activos”, señaló.
El 18 de junio de 2023, día en el que Rush realizó su último viaje marítimo, se encontraban: Paul-Henri Nargeolet, explorador y especialista en el Titanic francés; Hamish Harding, empresario y explorador británico; Shahzada Dawood, empresario y filántropo británico-pakistaní, y su hijo, Suleman Dawood.
Nargeolet, de 77 años, era el más experimentado en cuestión de exploración submarina y ya había visitado los restos del legendario trasatlántico en 37 ocasiones. A raíz de esto es que se lo apodó “Mr. Titanic”. Su pasión por el buceo en aguas profundas llevó a que muchos lo compararan con el legendario explorador francés Jacques Cousteau. “Él era un apasionado del Titanic desde que lo encontraron hace 30 años y sé que ahora está en el lugar donde le gustaría estar”, dijo Sidonie, su hija, en diálogo con Reuters al momento de la tragedia.
Harding era el magnate de la aviación y presidente de Action Aviation, una compañía con sede en Emiratos Árabes Unidos especializada en la compra y venta de aviones. Además, contaba con varios Récords Guinness; tal como informó Forbes, el hombre, que en el momento de su muerte tenía 58 años, se unió en 2021 al empresario y aventurero estadounidense Victor Vescovo en una inmersión en Challenger Deep –el punto más profundo conocido del fondo oceánico de la Tierra–, donde establecieron dos rércors.
Dawood, de 48 años, era uno de los hombres más ricos de Pakistán. Fue vicepresidente de Engro Corporation desde 2003, fideicomisario de la Fundación Dawood y miembro de la Junta Asesora Global de Prince’s Trust International, una organización benéfica fundada por el rey Carlos III, de quien era amigo.
Suleman tenía 19 años y ese día formó parte de la tripulación por decisión de su madre, quien le cedió el lugar para que acompañara a su marido, con intención también de agasajarlo por el Día del padre, el cual se celebraba aquel domingo. “Se suponía que íbamos a bajar Shahzada y yo. Di un paso atrás y le cedí el lugar a Suleman porque tenía muchas ganas de ir”, dijo Christine Dawood en diálogo con la BBC y comentó que, como gran aficionado del Cubo de Rubik, su hijo tenía intención de batir el récord mundial desde las profundidades.
Rush, de 61 años, estaba fascinado con el trasatlántico que se hundió entre el 14 y 15 de abril de 1912, tras chocar con un iceberg durante su viaje inaugural de Southampton a Nueva York, y consideraba que la exploración de los restos del barco era una oportunidad para avanzar en la tecnología de sumergibles y para ofrecer experiencias únicas a los pasajeros. Wendy, su esposa, era tataranieta del magnate minorista Isidor Straus y su mujer, Ida, dos de las personas más ricas que murieron a bordo del Titanic, lo podría haber contribuido al interés de Stockton en sus expediciones.
El sueño frustrado que lo llevó a sumergirse en el océano
Stockton Rush quería ser astronauta, por lo que estudiar la inmensidad del espacio y sobrevolarlo era su sueño. Así fue que en 1984 se graduó como ingeniero aeroespacial en la Universidad de Princeton. “Quería ser la primera persona en Marte”, declaró a la revista Fast Company en 2017; pero su mala visión hizo que focalizara su pasión en el océano, saltándose las reglas, sin importar los riesgos que podría significarle. “Si solo querés estar seguro, no salgás de la cama”, dijo en una entrevista con CBS News Sunday Morning en 2022.
“No entres en tu coche. No hagas nada. En algún momento, vas a correr algún riesgo, y realmente es una cuestión de riesgo-recompensa. Creo que puedo hacerlo con la misma seguridad saltándome las normas”, añadió en aquel entonces.
Proveniente de una adinerada familia descendiente de Richard Stockton y Benjamín Rush, dos de los firmantes de la Declaración de Independencia de Estados Unidos, Rush quiso comprar un sumergible en 2006, pero como descubrió que había muy pocos en el mundo, creyó que lo mejor era crear uno. Así fue que en 2009, fundó OceanGate junto al argentino Guillermo Söhnlein, quien abandonó la empresa en 2013.
Según el sitio web de la compañía, “Rush supervisaba las estrategias financieras y de ingeniería de OceanGate y proporcionaba una visión clara para el desarrollo de sumergibles tripulados con capacidad para 4000 metros y 6000 metros y sus plataformas de lanzamiento y recuperación asociadas que convierten a OceanGate Inc. en el proveedor líder de sumergibles tripulados para chárter e investigación científica”. No obstante, la seguridad era un punto débil, más allá de que para él nada malo podía pasar. “No voy a morir, nadie morirá si yo estoy a cargo”, es la frase del empresario con la que el documental del gigante del streaming culmina.
El documental se estrenó el pasado 11 de junio por Netflix y dio a conocer, entre otras cosas, las advertencias que Stockton Rush no quiso oír Espectáculos
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