Fue víctima de mala praxis al nacer y recién ahora, con 23 años, la Justicia fijó su indemnización
La Justicia demoró 18 años en terminar de resolver el caso de una beba que al nacer sufrió una mala praxis médica, lo que le provocó parálisis cerebral. La víctima es actualmente una chica de 23 años que no puede controlar sus movimientos. Sus padres podrán recién ahora cobrar una indemnización.
La Corte Suprema de Justicia le puso punto final al proceso esta semana al elevar el monto de la indemnización que debe recibir la familia.
La muchacha, llamada M. en el fallo de la Corte, está en una silla de ruedas con sostén del tórax, se alimenta mediante un botón gástrico, no habla, ni controla sus esfínteres, emite gemidos o sonidos guturales, realiza movimientos cefálicos sin propósito y no tiene control motor voluntario o respuesta a órdenes verbales.
En 2007 sus padres, en representación de sus tres hijos menores, presentaron una demanda contra M.M.Y., S.O., Swiss Medical Group S.A., Clínica y Maternidad Suizo Argentina S.A., Docthos S.A. y HSBC Holding SA por los daños y perjuicios sufridos como consecuencia de la atención brindada por los médicos durante el parto.
El nacimiento de M tuvo lugar el 23 de enero de 2002 en la Clínica y Maternidad Suizo Argentina. Los padres invocaron que la deficiente atención durante el parto provocó a su hija una encefalopatía hipóxico-isquémica perinatal con daños multiorgánicos y cerebrales irreversibles (parálisis cerebral grado IV).
La sentencia de primera instancia dándole la razón al reclamo de la familia fue dictada por el juzgado civil N° 58 el 21 de diciembre de 2018.
Los demandados recurrieron y el 27 de abril de 2021 la Cámara de Apelaciones en lo Civil Sala K revocó parcialmente la sentencia de primera instancia.
El tribunal, al igual que la jueza de primera instancia, tuvo por probado que existió sufrimiento fetal durante el parto lo que, según consideró, fue con alta probabilidad la causa de la parálisis cerebral que padece M.
Sin embargo, el informe del Cuerpo Médico Forense indicó que no descartaba con certeza absoluta la existencia de otras causas. Mencionó que tanto el análisis de la placenta como un informe de la Academia Nacional de Medicina indicaban la posibilidad de que el origen de la parálisis cerebral fuera por causas anteriores al parto.
Por eso, la Cámara concluyó que existió una interrupción del nexo causal del diez por ciento y admitió la demanda en un noventa por ciento. Asimismo, rechazó la demanda respecto del obstetra y la partera y consideró interrumpido el nexo de causalidad con respecto al obrar de ambos.
Por último, el tribunal redujo a $13.294.887 la indemnización que había sido fijada por la jueza de primera instancia en $38.650.000 y modificó los intereses. Con este fallo, la familia fue a la Corte Suprema con un recurso extraordinario y finalmente con un recurso de queja.
La Corte finalmente ordenó elevar la indemnización para los padres de una niña. Los jueces Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti hicieron lugar al reclamo de los familiares de la menor, en concepto de daño moral y lucro cesante, por entender que su planteo “guarda relación directa e inmediata con las garantías constitucionales que se invocan como vulneradas”.
Si bien entendió que los agravios por la “interrupción del nexo causal” era inadmisibles, el máximo tribunal hizo lugar a los planteos sobre algunos rubros indemnizatorios por entender que la sentencia apelada era arbitraria.
“No se advierte de qué modo ‘las condiciones de la joven’ y la manera en que ‘ha incidido el evento en su ánimo’ puedan, a la luz de las circunstancias descriptas, puedan resultar fundamento mínimamente aceptado de la reducción del daño moral decidido por la cámara”, dijo la Corte.
El máximo tribunal agregó que “la sentencia [de Cámara] no contiene una argumentación que siquiera pretenda explicar cuál sería la relación que existiría entre las severas consecuencias negativas que sufre M., cuya profunda repercusión en el ámbito espiritual resulta evidente de los hechos mismos”, dijeron Rosatti, Rosenkrantz y Lorenzetti.
El fallo también cuestionó los argumentos para reducir la indemnización por daño moral de los padres de la niña. La Cámara había dicho que “las secuelas absolutamente discapacitantes de M. en todos los aspectos de su vida, ya sea para moverse, comer, dormir, hacer sus necesidades básicas poseen una entidad de tal envergadura que han incidido en ánimo de sus progenitores. La circunstancia que M. no pueda subsistir si no es con la ayuda ajena es fuente de terrible angustia y dolor en el espíritu de los padres, quienes además han expuesto la profunda inquietud por su futuro si ella sobrevive”.
Según las declaraciones de un testigo, “el ánimo de ellos es cambiante, por momentos de aceptación, por momentos de desánimo, mucha incertidumbre al futuro”.
La Corte advirtió que “tales argumentos no son consistentes con la disminución del monto indemnizatorio que la jueza había determinado tras hacer reseña detallada” y precisa de dichas circunstancias que daban cuenta de la terrible angustia e incertidumbre familiar.
Se trata de una joven que sufre parálisis cerebral y no maneja sus movimientos; la Corte le puso punto final a un largo proceso que pasó por todas las instancias Política


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