Lautaro Martínez, el artillero que marcó después de un mes en el calcio y sostiene a Inter en la cima
Dos minutos, el tiempo que necesitó para dejar su firma. Dos minutos e Inter ya se ponía en ventaja y recuperaba la ubicación de privilegio en la Serie A: cosecha la misma cantidad de puntos que Roma, 24 en 11 partidos, aunque los neroazzurri duplican en la diferencia de goles a los capitalinos.
Lautaro Martínez fue el artillero que hizo explotar el candado que intentó colocar Lazio sobre su arco en el estadio Giuseppe Meazza. El Toro, que venía de marcar en la Champions League, dio continuidad a los festejos y rompió una racha negativa que arrastraba en el calcio, donde no celebraba desde el 4 de octubre, en el triunfo 4-1 sobre Cremonese.
Como en esa jornada, en los primeros compases del juego Lautaro enseñó el poder de fuego que lo hace particular en Inter y temido por los rivales. Esta vez, recortó el tiempo para descerrajar el disparo sobre el arco defendido por Ivan Provedel: dos minutos, contra los seis que demoró en convertirle a Cremonese. Y como si se tratara de una copia, en los dos encuentros el segundo tanto fue obra de Ange-Yoan Bonny, el delantero francés con el que comparte la fórmula ofensiva en el esquema que diseña el entrenador rumano Cristian Chivu.
El director técnico había desafiado, a modo de consejo, al Toro en días anteriores al juego por la Champions League, frente a Kairat Almaty, de Kazajistán. “Debe sonreír más, la responsabilidad no debe agobiarlo. Más que goles, necesita una sensación: alegría. A veces, sus pensamientos nublan su mente; siente el peso del liderazgo, pero le he dicho que no hay motivo para preocuparse. Todos lo admiramos por lo que es”, relató, públicamente, Chivu, que después del triunfo marcó: “El fútbol es alegría; no hay que ver fantasmas. Hay que jugar con una sonrisa”.
El argentino lleva ese sello de responsabilidad desde los juveniles. Era profesional mucho antes de destacar. A los 19 años le dijo a su representante que quería que un nutricionista lo ayudara a alimentarse bien, que en su dieta no quería gaseosas ni dulces… La capacidad de atención que enseñaba en los juveniles, ya sea al comienzo o al final de una tarea, otra virtud que explotó siempre: ante Lazio lo hizo pesar cuando el rival recién se acomodaba en el campo y tomando rédito de una pérdida, tras la presión alta que ejecutó Inter. Lautaro recibió el balón, se perfiló y con un derechazo dirigió la pelota al ángulo para engrosar su estadística: 161 goles en Inter, octavo en la temporada; la mitad los marcó en la Serie A y los restantes en la Champions League.
Goles para el equipo y tarjetas para los rivales, en este caso para el entrenador de Lazio, Maurizio Sarri. “¿Por qué me enfadé? Por una razón muy sencilla: la falta de Lautaro sobre Zaccagni merecía tarjeta amarilla. Si la hubiera merecido, Zaccagni no debería haber abandonado el terreno de juego. No solo no le mostró la amarilla, sino que lo obligó a nuestro jugador a salir de campo y casi encajamos un gol. ¡Hasta el Padre Pío se habría enfadado!”, se quejó el entrenador.
El resumen de la victoria de Inter
Para Inter, la jornada fue auspiciosa en los números y en el ambiente. Por un lado, el éxito estuvo acompañado por las derrotas de Napoli y los empates de Milan y Juventus. Y derrotar a Lazio no llega a ser un desquite del empate 2-2 que lo alejó de la pulseada por el título en la última temporada, pero es un aventón anímico para el derbi que se jugará en dos semanas, el domingo 23, en el Giuseppe Meazza. Otro desafío para el goleador al que el técnico le aconsejó alegría y él, fiel a su estilo que desempolvó desde Bahía Blanca, replica con goles.
En apenas dos minutos, el Toro abrió el camino para el triunfo 2 a 0 sobre Lazio; octavo festejo en la temporada Fútbol


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