Mundial Sub 20: la Argentina le ganó a México y volvió a las semifinales después de 18 años

Son chicos, pero juegan como grandes. Hay muy buenas individualidades, aunque lo que resalta es el equipo. Un auténtico equipo. La Argentina le ganó a México por 2 a 0 en Santiago y se clasificó para las semifinales del Mundial Sub 20 de Chile, rumbo al sueño juvenil que se demora desde 2007. El siguiente rival será Colombia, el próximo miércoles.
En el comienzo de esta historia, en dos minutos pasó de todo. México sufrió una seria lesión, se quedó con diez futbolistas y, en la jugada siguiente, la Argentina abrió el marcador. Alexei Domínguez cayó tendido sobre el césped, luego de un mínimo empujón de Julio Soler. El delantero salió envuelto en lágrimas, y el desarrollo siguió. Pocos segundos más tarde, un bombazo de Valentino Acuña encontró las manos salvadoras de Emmanuel Ochoa, pero el rebote fue capturado por Maher Carrizo, el mejor de la Argentina y del Mundial, y el chico de Vélez Sarsfield definió con alma y vida.
México seguía aturdido cuando Hugo Camberos entró en lugar de Domínguez, que conmovió a todos y recibió un aplauso de respeto de los espectadores. Lo suyo puede tratarse de una lesión severa.
La Argentina se abstrajo del contexto y, con los colmillos afilados, buscó más. Cada ataque tenía aroma a gol. La desesperación mexicana era tan grande que Eduardo Arce, el entrenador, mostró la tarjeta verde para que el VAR revisara una acción de posible penal. Pero solo había sido una singular simulación en el área.
De pronto, Valente Pierani sufrió una lesión muscular (la tensión del partido no ofreció dobles lecturas) y fue reemplazado por Juan Villalba. Mientras la estructura se acomodaba, tenía la lanza Gianluca Prestianni, el pichón de crack que juega en Benfica y reemplazante de Álvaro Montoro, que padeció una fractura de clavícula en el cruce de octavos de final con Nigeria. Ochoa, el muy buen arquero mexicano, sacó al córner un remate de categoría del hábil volante.
A diferencia de los anteriores triunfos argentinos, éste no abundó en tenencia de la pelota: la posesión fue de México en buena parte del desarrollo. Improductiva, errática, con una endeble presencia en el área frente al no siempre seguro Santino Barbi, eso sí. La selección albiceleste, cuando se decidía, aceleraba a fondo, con una de las máximas de Diego Placente, el entrenador.
“Ser protagonistas, buscar el arco rival. Tenemos jugadores de buen pie como para tenerla, como para no desesperarse. Pero también depende de cómo juega el rival: si presiona alto, cuando se puede hay que salir decididos a atacarlo rápido”, expresó en una reciente charla con el sitio oficial de FIFA. El conductor, de 48 años, procura seguir el camino de José Pekerman, el creador de aquellos años gloriosos juveniles de selección, en juego y en comportamiento. Expuso, en esa entrevista, el enfoque en la pelota. Cuidarla, protegerla.
Compacto de Argentina 2 vs. México 0
“Lo que buscaba José, y lo que entrenábamos mucho, era no perder la pelota, tenerla mucho. La elección de jugadores era de buen pie. Eso también marca, porque si tenés jugadores de ir para adelante, mucho más dinámicos, por ahí jugás a otro fútbol, de otra manera. Nosotros a Román [Riquelme], que era el armador del juego, lo buscábamos mucho y él daba la pausa. Lo que más me impactaba de estar en esa selección es que se jugaba mucho al fútbol”, suscribía. Tan simple de decir como difícil de conseguir: jugar a la pelota.
Este equipo, sin la magia de aquellos (los auténticos cracks no fueron cedidos, como Franco Mastantuono y Claudio ‘Diablito’ Echeverri), procura escalar en la misma vía. Rápido de reflejos, el DT tomó nota de que la posesión era mexicana, por lo que dispuso los ingresos de Mateo Silvetti (compañero de Lionel Messi en Inter Miami) y Tobías Andrada.
Evidentemente, Placente conoce el paño. Después de unos minutos en los que México intentó con pocas ideas y un esfuerzo mayúsculo, la Argentina consiguió el segundo tanto, con una definición de veterano del recientemente ingresado Silvetti. El delantero aprovechó los espacios y la falta de coordinación de la defensa del adversario y, sobre todo, una fantasía de Villalba (otro ingresado) en el inicio de la acción.
Ante un nuevo pedido mexicano de revisión de un penal, el juez marroquí fue a ver la jugada en el monitor. Pareció infracción de Tobías Ramírez contra Tahiel Jiménez. Sin embargo, el referí no consideró eso.
🤫 Placente mandó a callar al DT mexicano
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— telefe (@telefe) October 12, 2025
El ingreso de Ian Subiabre sostuvo la tendencia: la Argentina es un equipo, un verdadero equipo, que no depende de una individualidad pasajera. Los que juegan desde el comienzo, los que entran. Todos mantienen el compromiso colectivo, la sed de victoria.
En el cierre, argentinos y mexicanos se mezclaron en un tumulto propio de cuentas pendientes y del torbellino de un partido muy caliente. Fue expulsado Diego Ochoa, luego de que Placente pidiera la tarjeta verde. El DT, minutos después, volvió a la carga: un codazo de Tahiel Jiménez a Tobías Ramírez merecía una lógica expulsión, inicialemente omitida por el árbitro.
Y entre tanta tensión (hasta hubo una discusión fuera de lugar entre los entrenadores), se bajó el telón. La Argentina sigue viva. No tendrá en el próximo partido a Carrizo, que será suspendido, pero siempre va hacia adelante.
El equipo nacional mostró su jerarquía; en el cierre, el rival sufrió dos expulsiones Fútbol
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