Miguel Ángel Russo recibió el alta, aunque los médicos consideran que su ausencia en Boca se puede demorar algunos días más​

El Mundo Boca y el fútbol argentino en general estuvieron expectantes por la salud de Miguel Ángel Russo más tiempo del que creía iba a estar. Unos estudios de rutina derivaron en la detección de una infección urinaria por la que los médicos de la clínica Fleni decidieron mantenerlo en observación hasta este viernes, cumpliendo cuatro días de internación en una sala común. Tras recibir medicación endovenosa y someterse a múltiples estudios, durante esta tarde recibió la grata noticia del alta. Eso sí, tal como creían en el club, no significa que ya esté en condiciones de retomar su actividad diaria en el predio.

Las defensas del entrenador, de 69 años, estaban notoriamente bajas. En los últimos encuentros conmovieron sus imágenes respecto a sus ubicaciones para ver el juego o bien momentos puntuales en los que, además, causó preocupación por cómo se mostró. Desde ya, empieza a ser natural la dificultad para movilizarse por sus propios propios, pero -sobre todo- impactó lo visto ante Independiente Rivadavia y Aldosivi, ambos fuera de la Bombonera: en Mendoza prefirió estar sentado en una silla alejada del banco de suplentes (lógico por los asientos al ras del césped) y sin compañía; en Mar del Plata, la cámara lo captó débil, casi dormido.

Debido a esta fatiga, que desde el círculo íntimo y los protagonistas del día a día en Boca ya venían notando, se desprendió el cuadro que mantuvo a Russo bajo los estudios que le dieran la tranquilidad a los médicos de poder dejarlo salir. Incluso, se lo sometió a un urocultivo en las primeras horas de internación: un procedimiento que permite identificar el tipo de bacteria que causó la infección y, a partir de eso, poder elegir el tratamiento más adecuado, además de que el resultado puede demorar unas 48 horas o más. Por eso también la necesidad de que el director técnico se mantuviera en la clínica más de lo esperado.

El miércoles había sido el día que ya parecía indicar que esta decisión de dejarlo ir llegaría pronto. Mostró un mejor semblante y hasta recibió el llamado del presidente Juan Román Riquelme. Los contactos fueron frecuentes, no con su ex dirigido, sino con diferentes personas cercanas a su vida. Tuvo diálogos permanentes con Claudio Úbeda, su mano derecha que se hizo cargo de los entrenamientos de esta semana, y la visita de familiares (entre ellos Ignacio, su hijo y jugador de Tigre) y demás.

Nunca estuvo inconsciente, pero lo mejor era mantenerlo los días que fueran necesarios bajo la observación médica. Aquellos que forman parte del club y pudieron contactarlo a lo largo de estas horas eternas de incertidumbre, le transmitieron continua tranquilidad. Evidentemente, en la institución de la Ribera dieron cuenta de que, esta vez, la situación era más seria que nunca desde que inició su tercer ciclo. “Lo importante es que Miguel esté bien y haga lo que le indiquen los médicos. Cuando se recupere, volverá, pero lo fundamental es su salud. No hay apuro”, deslizaron con cierta cautela y preocupación desde Boca días atrás.

Y es algo que se mantendrá por las siguientes horas, ahora con una mayor serenidad tras verlo salir del Fleni. Desde el predio de Ezeiza esperaban la exigencia que hicieron los especialistas tras la seguridad de permitirle el retorno a su hogar: su vida no vuelve a ser normal de inmediato, sino que se le ordenó descansar en su domicilio unos días más. Incluso, con la posibilidad de hacer nuevos chequeos tras el fin de semana.

Justo, Boca no se entrena sábado ni domingo, aprovechando la continuidad de la fecha FIFA -que culmina el martes- y que el próximo encuentro por el Torneo Clausura será el siguiente domingo. Su equipo enfrentará a Rosario Central en el Gigante de Arroyito, uno de los lugares donde Russo es aclamado, lo que le genera más ganas e inquietud de poder dar el presente. Con el agregado, además, de ver a Ángel Di María.

Por eso es que el DT puede prolongar el reposo con la calma de que sus futbolistas también lo harán, retomando la preparación el lunes. ¿Estará? No puede darse nada por sentado tras los deseos de los médicos, que necesitan verlo bien recuperado. Por ahora, el alta y el descanso no significan la inminente vuelta al predio.

​ El entrenador pasó cuatro días internado por una infección urinaria  Fútbol 

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