La trama política y comercial detrás de la venta de Flybondi a un empresario de fluido vínculo con el Gobierno​

El año pasado, en el Gobierno tomaron nota de los problemas operativos y financieros que estaba atravesando Flybondi, la primera aerolínea low cost de la Argentina, ícono de la apertura en la industria que impulsó Mauricio Macri casi una década atrás. Quienes cuidan la gestión, la imagen y el relato de la gestión de Javier Milei no tenían interés alguno en que cayera la empresa símbolo en materia de liberalización del rubro aerocomercial (y una de las tres que opera en el interior del país), cuyo lema es “la libertad de volar”. Máxime cuando el guión libertario sigue proponiendo privatizar Aerolíneas Argentinas, la línea de bandera.

Según pudo reconstruir LA NACION, distintos colaboradores y asesores del Gobierno comenzaron a seguir de cerca el devenir de Flybondi en los últimos meses. Tomaron nota de la cantidad de problemas en materia de operaciones que se registró a fines del año pasado (en noviembre hubo 384 vuelos cancelados), los conflictos con los talleres para reparar los aviones y la deuda que acumulaba la compañía, producto de la falta de dólares.

A fines de 2023, Flybondi comenzó a tener una crisis en la cadena de pagos por los problemas para girar divisas en el último tramo de la gestión de Alberto Fernández -clave en una industria donde el 70% de los proveedores están en el exterior- que se sumaron a la devaluación que hizo Milei al inicio de su mandato. El combo macroeconómico agravó la deuda de la aerolínea y generó conflictos para pagar los contratos de leasing (alquiler) de su flota de aviones, que había pasado de nueve a 15 aeronaves. La falta de pago a los lessors provocó, justamente, la imposibilidad de volar los aviones, lo que redundó en cancelaciones constantes y problemas con los pasajeros.

Prueba del interés que tuvo el Gobierno por no agravar los problemas de Flybondi fue que, tal como contó LA NACION, la Secretaría de Transporte optó por no aplicar sanciones a la compañía por el elevado número de cancelaciones de sus vuelos, ni aplicarle sanciones económicas ni quitarle rutas, aunque estaba en potestad de hacerlo.

Ante la crisis arrastrada desde fines de 2023, este año, el grupo controlante de Flybondi, Cartesian Capital Group, comenzó a buscar inversores para salir del ahogo financiero. Según pudo saber LA NACION de fuentes del sector, hubo numerosos interesados en la aerolínea low cost que está instalada como marca en buena parte de las provincias argentinas.

Pero se impuso la propuesta económica de Leonardo Scatturice, un empresario radicado en Miami que tiene compañías en el rubro tecnológico (como partner de Cisco Systems) y una empresa de vuelos privados -Surjet- que opera en la costa Este de los Estados Unidos.

Scatturice tiene un activo más: sus fluidos vínculos con la gestión de Milei. Su figura genera especial interés en la Casa Rosada. Es un enlace muy importante entre el trumpismo y los libertarios, integra la cúpula de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) en los Estados Unidos y tiene fluido vínculo con Matt Schlapp (lobista y ex director de Estrategia Política de la Casa Blanca) y con Barry Bennet, uno de los principales estrategas políticos de Donald Trump.

De hecho, la semana pasada Scatturice se tomó una foto con Trump en el estreno de Les Miserables (el musical) en el Kennedy Center de Washington DC. Previo a la función, hubo un cocktail exclusivo al que asistieron Trump, el vicepresidente Michael Pence; la fiscal General de la Nación, Pam Bondi; el Secretario del Tesoro, Scott Bessent; y empresarios, todos vestidos de frac.

No fue difícil, entonces, unir puntas para el caso Flybondi: el Gobierno -que tuvo a colaboradores al tanto de todo el proceso- tenía interés en evitar la caída de Flybondi; la aerolínea low cost buscaba un inversor rápido que adquiriera la parte mayoritaria de la compañía en una industria de alto riesgo y baja rentabilidad; y Scatturice buscaba ampliar sus negocios.

No trascendió el monto por el que el empresario radicado en Miami adquirió el paquete mayoritario de Flybondi (controlará el directorio mientras que Cartesian Capital Group seguirá siendo accionista). Pero en el sector dos fuentes estimaron que si la compañía ordena su cadena de pagos, podría valer entre 300 y 500 millones de dólares. Y que tiene potencial para hacer crecer sus operaciones como hub en el cono sur del continente.

Scatturice tiene experiencia en vuelos charter, pero ahora incursionará por primera vez en la industria aerocomercial. El magnate desembarcó en Flybondi a través de COC Global Enterprise, un fondo de inversión privado que controla unas 50 sociedades. Entre ellas Tactic, una compañía de lobby norteamericano en la que es accionista Soledad Cedro, CEO de CPAC Argentina.

Flybondi comenzó a operar en Argentina en 2018, tiene más de 1500 empleados y una flota de 15 aviones Boeing 737-800 NG. Hoy opera 27 rutas: 16 nacionales, cuatro interprovinciales y siete con destino a Brasil.

Quién es Scatturice

Experto en temas de seguridad e inteligencia, desde que Milei llegó al gobierno, Scatturice abrió puertas a los libertarios en Washington y fue un enlace clave para las reuniones con el trumpismo. Fue, además, un hombre de consulta para el Gobierno para organismos como la SIDE, ARCA (exAFIP) y otras dependencias sensibles, como la UIF.

Scatturice es una figura conocida en el mundillo aeronáutico y siempre llamó la atención en el cielo argentino porque es dueño de un avión privado de lujo, Bombardier Global 5000 color negro, que llama la atención de tanto en tanto en las pistas de Aeroparque.

En febrero, ese avión generó un revuelo mediático cuando trascendió que las autoridades aeronáuticas no habían controlado su equipaje. En Aduana lo negaron y alegaron que la aeronave estuvo “en tránsito” en un hangar de Royal Class. De todas formas, la controversia derivó en una pesquisa judicial en el juzgado nacional en lo penal económico a cargo de Pablo Yadarola.

Después del revuelo en la Argentina, el avión negro regresó a Buenos Aires el 14 de abril con una matrícula nueva. Esta vez voló para una reunión del más alto nivel. Trasladó al lobista y estratega Schlapp (CEO de la CPAC en los Estados Unidos),a los empresarios Rob Citrone y Matt Dellorfano (fundadores del fondo Discovery Capital, un importante hedge fund) y a Soledad Cedro, CEO de CPAC Argentina. El mismo día del arribo del avión, todos ellos asistieron a la Casa Rosada para una reunión con Milei y Santiago Caputo. Se fotografiaron en el despacho presidencial con una motosierra que se difundió oficialmente.

​ Leonardo Scatturice adquirió el paquete mayoritario de Flybondi; el interés de la gestión Milei por salvar la aerolínea low cost, ícono de la apertura aerocomercial  Política 

Leave a Comment

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *