Biden llega a la cumbre del G20 bajo la sombra de Trump y ante el temor de los aliados​

WASHINGTON.- En su primer viaje a Europa a una cumbre del G7 como presidente de Estados Unidos, Joe Biden dejó un mensaje: “Estados Unidos está de regreso a la mesa”. Corría 2021, y los aliados europeos recibieron al mandatario con alivio y brazos abiertos luego de cuatro años tumultuosos con Donald Trump en la Casa Blanca. Ahora, cuando Biden llegue a Río de Janeiro para su última cumbre del G20 en el que puede llegar a ser su último viaje internacional como presidente, se topará con otro clima: llegará bajo la sombra del retorno de Trump al poder, y el temor entre los aliados de Washington a la posibilidad de un nuevo repliegue norteamericano y otra era de estrés global.

Biden, un presidente que priorizó el tejido de los vínculos internacionales y buscó convertir su política exterior en un pilar de su presidencia, se despide del mundo con su primera gira por América latina, que arrancó en Perú, con la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC), y terminará en Brasil, con una visita al Amazonas, la cumbre del G20 y una reunión bilateral con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, un aliado con el que mantuvo una relación más complicada y tirante de lo que su afinidad ideológica marcaba.

En el epílogo de una carrera política de medio siglo, Biden llevará al encuentro de líderes en Río de Janeiro su habitual de mensaje de cooperación y búsqueda mancomunada de soluciones, una filosofía que, no obstante, se encamina a estrellarse en un par de meses con el retorno de la doctrina nacionalista y aislacionista de Trump y su filosofía: “Estados Unidos primero”.

“El mensaje que ha transmitido durante los últimos cuatro años como presidente es el mismo: cree que los aliados de Estados Unidos son vitales para la seguridad nacional de Estados Unidos. Nos hacen más fuertes, multiplican nuestra capacidad, nos quitan un peso de encima y contribuyen a nuestras causas comunes, incluida la causa de defender la libertad y la integridad territorial en Ucrania”, remarcó antes de la gira el asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, a los periodistas reunidos en la Casa Blanca.

Antes de viajar a Brasil, Biden participó de su última cumbre de la APEC junto con los socios que integran la cuenca del Pacífico, que culminó con la última bilateral entre Biden y el presidente de China, Xi Jinping. Fue la tercera bilateral entre ambos desde la primera vez que se vieron frente a frente en noviembre de 2022, y acordaron mantener la relación encarrilada y una política de “competencia administrada” para evitar una escalada entre las dos principales potencias y rivales geopolíticos.

Xi, ahora, deberá lidiar nuevamente con Trump y una política comercial proteccionista que ya desató una guerra comercial durante la primera administración trumpista. El fortalecimiento de los vínculos con el Pacífico, un intento por contener el avance de China, es uno de los legados de la política exterior de Biden que quizá se esfumen con el regreso de Trump.

“Es parte de un esfuerzo mucho más grande, estos últimos cuatro años, para unir a los aliados de Estados Unidos en el Pacífico”, dijo el presidente sobre el foro en Lima. “Estoy orgulloso de lo lejos que hemos llegado desde esa reunión histórica. Promoviendo el desarrollo en el sudeste asiático y las islas del Pacífico, uniendo fuerzas para asegurar las tecnologías del futuro y contrarrestando la cooperación peligrosa y desestabilizadora de Corea del Norte con Rusia”, agregó.

Una visita histórica

En Brasil, Biden arrancará su visita en Manaos para ver la selva tropical y reunirse con líderes locales. Biden sobrevolará el Amazonas, y se convertirá en el primer presidente norteamericano que visitará el principal pulmón del planeta. También tiene previsto dar un mensaje a la prensa luego de su visita al Museo de la Amazonia. Esa parada de Biden antes de Río de Janeiro tiene como objetivo dejar una imagen simbólica de otro legado de su gobierno: la inversión en la lucha contra el cambio climático, otra prioridad que quedará en el pasado con el retorno de Trump a la Casa Blanca. Pese al consenso acerca de la crisis climática, Trump ha puesto duda en reiteradas ocasiones las advertencias sobre el destino del planeta.

En Río de Janeiro, Biden participará de su última cumbre de líderes del G20, un foro que ganó relevancia durante la crisis financiera global y que ahora reúne a aliados y enemigos divididos en un mundo jaqueado por las guerras en Ucrania y la Franja de Gaza. El líder del Kremlin, Vladimir Putin, sobre quien pesa una orden de arresto por crímenes de guerra en Ucrania, faltará a la cita. En su lugar estará su ministro de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov. El regreso de Trump a la Casa Blanca abre la posibilidad de un resurgimiento del diálogo de alto nivel entre ambos líderes, luego de los esfuerzos de Biden por aislar lo máximo posible a Putin y desacoplar a Occidente de Rusia.

Lula, el anfitrión de la cumbre, ha tenido posturas que han antagonizado a la Casa Blanca tanto respecto de Ucrania como del conflicto en Medio Oriente, y es altamente probable que la cita finalice con resultados limitados por la realidad global. Su liderazgo intentará darle un lugar más elevado en la cita a otros desafíos globales, como la pobreza, el hambre, la desigualdad, y la protección del medio ambiente, todos temas que Lula ha privilegiado como mandatario.

Sullivan anticipó que en la agenda también habrá temas asociados con la sostenibilidad de la deuda para los países de ingresos bajos y medios y la movilización de fondos para infraestructura –otra de las prioridades de Biden– además de la discusión inevitable sobre los principales problemas geopolíticos del momento, Ucrania y el conflicto en Oriente Medio. Biden y Lula también tendrá un mano a mano en un almuerzo de trabajo el martes, antes del retorno de Biden a Washington.

A tono con los aires de cambio que corren, el presidente Javier Milei no se verá con Biden, pero sí tendrá su primera reunión bilateral con Xi en Río. Luego de su viaje a Palm Beach, donde se vio con Trump, Milei espera ahora poder viajar a la asunción del nuevo mandatario para comenzar a tejer una agenda de trabajo común, y obtener un respaldo más contundente para encaminar la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

“Y Estados Unidos está de vuelta en el negocio de liderar el mundo junto con las naciones que comparten nuestros valores más profundos”, dijo Biden en Cornwall, en junio de 2021, luego de su primer G7 como presidente. Esta vez, Biden se irá del G20 sin poder dejar la misma garantía.

​ El presidente, que llegó a la Casa Blanca con la promesa de reparar los vínculos diplomáticos de EE.UU., prepara su salida del poder ante un mundo preocupado por un nuevo giro de Washington  Estados Unidos 

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