Bellas canciones del misterioso autor que escribió sobre los irlandeses que poblaban las pampas salvajes
El Monitor de la Campaña fue el primer periódico en el ámbito rural de la provincia de Buenos Aires, fundado en Capilla del Señor por el preceptor de escuelas local Manuel Cruz. El semanario apareció el 11 de setiembre de 1871 y se distribuyó en forma gratuita en 26 pueblos de la campaña. En él se defendían los intereses rurales, además de dar noticia de las necesidades comerciales de los hombres de campo. La repentina muerte de Cruz, hizo que la publicación sobreviviera poco más de un año, saliendo su postrera edición (la número 132) el 28 de diciembre de 1873.
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En dicha zona existía una nutrida comunidad irlandesa, que tenía en Diego Gaynor a uno de sus referentes. Hacía años el Padre Fahy afirmaba que recorriendo la provincia “jamás encontré un hombre que no pudiese encontrar empleo”. Tareas como el excavar zanjas eran muy bien remuneradas y al poco tiempo esos individuos podían tener una majada de ovejas y una pequeña extensión, que con el tiempo y el bíblico esfuerzo de ganar el pan con el sudor de la frente daba excelentes resultados.
Charlie O’Brien, un músico irlandés, radicado en el Chaco de donde es oriunda su mujer, descubrió unas canciones escritas por algún compatriota suyo en estas tierras en el siglo XIX, el destino providencial puso en su camino a Miguel Guarnochena, que mucho trabaja por el patrimonio cultural de Capilla del Señor, quien le pasó los datos de otras aparecidas en El Monitor de la Campaña firmadas por A. Waandering Tip, ignorándose de quien se trata.
Son ocho letras, la primera publicada el 19 de febrero de 1872, “Donovan´s Mount” (En el campo de Donovan) fue escrita por un maestro irlandés-argentino que era empleado para enseñar en su campo. Relata que recorría el campo hasta encontrarse con un coterráneo cuyas casas y tierras parecían alegres, se ofreció como maestro y fue aceptado. Agrega que “para carreras y juergas he encontrado el lugar perfecto”, describe la vida de esos muchachos que “siempre están haciendo travesuras y bailan hasta el amanecer bajo la luz de una lámpara” y “a las chicas, estas ninfas de la pampa salvaje, nadie escapa a su encanto… siempre son radiantes y alegres como el rocío de la mañana”. En medio de tantos brindis y hurras por Mr. Donovan…, recuerda “que son dulces las llanuras donde deambula libre el indio salvaje”.
La otra, publicada el 4 de marzo, habla de un pastor de ovejas, se evoca la vida en el campo recordando “nuestra vida de calor y frío, de días soleados y frescos”, eventos climáticos que poco temen “cuando estamos en la amplia pampa”, mientras que la “cabaña es humilde y su comida frugal”. Reconoce sin embargo que “valora más a su perro fiel y su valiente corcel que su propia vida, pues siempre están con él, compañeros a través de sus dificultades” para finalizar “Quien cambiaría la alegría de las ciudades por las pampas del sur, porque la libertad tiene su trono regio sobre esta llanura oceánica”.
Otra habla de la felicidad, en ese rancho viejo que soportó muchas tormentas, “esas paredes de barro áspero y postes de ñandubay”, y una más resalta cada “paso sobre la tierra salvaje que mi zaino cruza” y aunque añora su tierra grita refiriéndose a estas: “¡Viva La Plata! Aunque por nacimiento soy un exiliado de tus costas, tierra adoptiva y salvaje, intentaré amarte aún más”. Todas ellas fueron entonadas por aquellos irlandeses que se hicieron gauchos como el mejor, ya que los viajeros afirmaron que eran los que más se “acriollaron”.
Para recordarlas, la Academia Browniana y el Instituto Nacional Browniano, junto con el Museo Mitre, en la casa donde se fundó este diario, organizaron el recital de Charlie O’Brien a quien acompañaron Aidan Conolly y Patricio Sullivan, que auspició también la Asociación de Estudios Irlandeses del Sur, con una concurrencia que desbordó el lugar. Allí presentó su álbum The Trackless, Irish song of the Pampa, que se puede escuchar en las plataformas musicales. Finalmente, fue posible realizar el comienzo de la investigación de O’Brien y su presentación por el apoyo financiero de Culture Ireland.
Un conjunto de letras publicadas en un semanario rural del siglo XIX fueron musicalizadas por Charlie O’Brien, un artista de Irlanda que vive en la Argentina Campo
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